¹⁷ 🛋️ Cojín de lactancia.

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Finalmente, el día a llegado

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Finalmente, el día a llegado.

Por fin Haruchiyo podrá sacar de la caja la enorme almohada que fue su más sincera compañera durante el invierno y los días de extrema incomodidad en los que debía a patear a su novio para que lo dejara solo para poder dormir con más espacio completamente aferrado a la "almohada fea" que había sido regalada por Hanma.

Un cojín de lactancia versátil cubierto a mano por una tela que asemeja un pepino.

En sus últimas semanas de embarazo decidió guardarlo, si así se le puede llamar al acto de meterlo dentro de una bolsa negra y lanzarlo entre las cosas que irían directo a la basura, de no ser porque el mayor lo encontró mientras buscaba la mitad de su ropa entre bolsas oscuras quizás ahora mismo no esté tan feliz con tan enorme almohada en la sofá de la sala.

Cambió la ubicación de la almohada, decidió sacarla de la habitación para darle un lugar en el sofá al que le habían quitado las patas y parecía ser otra cama.

Ahí estaba, murmurando cuánto ama la almohada después de argumentar a gritos la razón por la cual era una porquería, porque no podía darle una forma normal.

Sí, Muto apareció para salvar el día.

Ya veía que todo se había perdido, se rindió en la misión de arreglar el cojín para poder ver una película con su bebito de dos meses, lo tenía sobre su pecho bien cubierto mirándolo dormir para cuando llegó su héroe acompañado de uno de sus tantos asistontos.

Inui Yuto, el mayor de los tres hijos del matrimonio.

— Hola, Sanzu-Kun.

— ¿Y tu qué haces aquí?

— Vine con Muto-San.

Hicieron contacto visual por unos segundos, el niño sonriendo mientras el adulto más joven lo miraba mal.

El pelinegro cansado del silencio, habló— Lo traje conmigo porque no quería quedarse con Akane, dijo algo de que se le quema la comida y otras cosas más, así que aquí está.

— ¿Cómo está, Sanzu-Kun?

— Excelente justo antes de que llegaras.

Yuto y sus visitas significan muchísimas preguntas que ni siquiera le respondería a Manjiro a pesar de que le tenía un gran cariño.

Otras veces no se cansaba de hablar, podría pasar horas en eso y no se cansaría, no se parecía en nada a sus padres y fue quien impulsó a Muto a cuidar niños.

Después de Oyuki, Yuto es su favorito.

¿Qué hizo para tener ese talento? Absolutamente nadie sabe, el niño es insoportable, él no es así, ¿Verdad?

Comenzaron a pasar su día de esa manera, Haruchiyo usando su cojín de maternidad para recostar al bebé allí mientras mira atentamente El Castillo Ambulante con Yasuhiro apoyado de su espalda y el intruso tenía lugar escondido entre los dos, comiéndose unos palitos de queso empujando al pelinegro para tratar de tener un espacio en el cómodo cojín para estar cerca del bebé.

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