¿qué pasa si...?

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En algún momento de la tarde Robin y Nancy se transportaron a la habitación de la rubia. Su madre trabajaba en el hospital y no volvía hasta el día siguiente, así que le extendió una invitación a dormir a la morocha. La casa de Robin se había transformado en un sueño vivido para ambas, no tenían que preocuparse por las personas externas a ellas, podían demostrar su cariño sin esconderse, y no tenían que pensar en qué pasaría al día siguiente.

Se encontraban tiradas en la cama, sus piernas entrelazadas, Nancy dejaba pequeños besos en el hombro de la rubia, que suspiraba encantada. El nerviosismo no se había ido de ninguna de las dos, pero ahora podían mostrar sus sentimientos hacia la otra abiertamente, sin miedo al rechazo.

—Nance, es tarde, ¿quieres cenar?

—No, quiero quedarme abrazada a ti toda la noche. Podemos cenar otro día —"Entonces va a haber otro día, van a existir otras citas", pensó emocionada la rubia, lo que estaba pasando no iba a terminar esa noche.

—Si insistes.

—¿Qué?¿No quieres pasar la noche conmigo? —exclamó con un gesto ofendido, esto de ser amiga de Eddie se le estaba yendo de las manos.

—Amo la idea de estar contigo, es solo que nunca imaginé que esto fuera posible. Ya sabes, que te gusten las chicas en Hawkins no es fácil, y menos si esa chica es Nancy Wheeler, la princesa del pueblo. Era imposible.

—Robs —la morocha entrelazó sus dedos mientras le sonreía—, es exactamente lo mismo que yo pensaba, te veías demasiado cercana a Steve, mi cabeza me repetía todo el tiempo que ustedes eran algo.

—Me alegro que no lo seamos —acarició los rizos de Nancy, que tanto la enloquecían, y la besó una vez más. Uno creería que después de besar tantas veces a la misma persona la emoción se disipaba, pero para ellas era diferente, la ansiedad y la felicidad de hacerlo seguía ahí.

Robin eliminó los cuestionamientos que su mente le hacía: "¿Ahora son novias?¿O no son nada?¿Qué pasa si mañana al despertar te ignora, dejándote con el corazón roto?". Por ahora tenía el presente, y en su presente Nancy la observaba con admiración cada vez que hablaba, se reía de sus bromas, le acariciaba el pelo y la besaba en cada rincón disponible.

Esa noche se durmieron entre besos: Abrazadas, frente a frente, apretando fuerte, pensando en que si alguna de las dos se soltaba, la otra desaparecería. La rubia sonrió toda la noche, soñando con los ojos de Nancy: El mar azul, el sol y la arena. Si le dijera a la pequeña Robin de doce años lo que estaba sucediendo, probablemente no le creería, después de todas las lágrimas, los años escondiéndose a sí misma, reprimiéndose. Había llegado el momento de tener su final feliz.

Tres días habían transcurrido desde que Eddie había visto a Steve por última vez. Pasó ese tiempo ahogándose en helado, cervezas y pizza; componiendo canciones tristes, y riffs melancólicos en su guitarra. También pensando. Desde el primer momento sabía que iba a aceptar cualquier cosa por el castaño, su distancia voluntaria era solo una forma de procesar todo. El problema era que, después de mostrarse serio ante Steve, se sentía avergonzado, miles de escenarios pasaban por su cabeza, tratando de descifrar cuál sería la mejor forma de llamarlo y decirle que haría todo por él, que no quería soltarlo nunca. ¿Qué pasaba si había cambiado de opinión, si se había arrepentido? El rey de Hawkins nunca fue rechazado, tal vez ahora pensaba que la actitud de Eddie era infantil y decidía que no lo quería más. "Felicitaciones Eddie, tienes los trust issues más grandes de la historia."

Nancy se había pasado toda la tarde y noche en lo de Robin, no tenía con quien hablar. Dustin no era una opción, no sabía como reaccionaría ante la situación de él siendo gay/gustando de Steve, tampoco podía molestar a su tío con dramas adolescentes y arruinar lo que sea que Robin y Nancy estuvieran haciendo no era una opción. En momentos como esos deseaba tener padres o hermanos que lo acompañaran, alguien que le acaricie la espalda, le limpie las lágrimas y le diga que todo estaría bien. Si le gustaran las chicas las cosas serían diferentes.

"¿Qué me diría Nancy?", pensó, después de todo la chica era la ex novia de Steve, y era inteligente. "Probablemente te diría que no seas estúpido y lo llames, no puedes perder una oportunidad como esta por miedo." ¿Dónde había quedado el Eddie que no le temía a nada?, aunque fuera una actuación lo necesitaba, tenía claros sus sentimientos por el chico castaño, le faltaba la valentía.

Se sentó al lado del teléfono y marcó el número que ya había memorizado. Sonó una vez y escucho la línea descolgarse del otro lado.

—¿Hola? Steve, soy Eddie.

—¡Eds, estuve esperando que llamaras! —"¿Lo hizo?"

—Bueno Harrington, que suerte que no pude contener más la espera. Ya tomé mi decisión...

—¿Entonces? —su voz sonaba esperanzada.

—Por si no lo notaste todavía, me gustas, estoy de rodillas, a tus pies, para lo que sea —se rio—. Esa frase no sonó tan bien como pensaba.

—Me alegra escuchar eso, Munson. Si quieres podrías mostrarme lo de estar arrodillado más tarde —el pelinegro se sonrojó violentamente, sintiendo calor por todas partes.

—¡No puede ser!¿El "gran" Steve Harrington, rey de Hawkins, me está invitando a una cita?

—Tomaré eso como un sí. Estaré en tu casa en una hora.

—Bien, ponte lindo big boy —cortó la llamada con una sonrisa. Miró a su alrededor viendo el desastre, tenía que arreglar todo antes que su chico llegara.

"Su chico", se sentía bien decirlo. 

Wish You Were Sober - Ronance y SteddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora