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Han pasado dos semanas, dos semanas desde que la vi por primera vez.
Estamos atentos rodeando el perímetro fuera de un restaurante mientras ella al parecer tiene una cita con... esa chica.
Esa misma chica de hace unos días.
Día que maldigo desde el momento que las ví besarse.
No sé que mierda me pasa con ella, no la he podido sacar de mi cabeza y me siento tan patética, tan estúpida.
¿Por qué me importa tanto?
Ni siquiera hemos cruzado palabras más allá de lo necesario desde ese día en el despacho, pero me trae envuelta en un enigma...
Es todo lo contrario a lo que pensé, tal cual como Bianca dijo, no toma, no fuma, no sale a fiestas, ni siquiera ve a los demás por encima del hombro por ser quien es.
Es la jodida hija del presidente y la he visto sentarse en un bordillo con su mejor amiga a comer donas cuando puede ir al restaurante más lujoso y eso me trae loca.
Sus malditos ojos azules tan penetrantes, su voz tan serena al hablar, su piel tan blanca y sus labios rojos.
Joder...
No puedes por ninguna razón tener estos sentimientos, Natasha.
Ella es tu jefe.
Aprieto mis puños con fuerza, pero me relajo enseguida cuando la veo salir apresuradamente.
-- Agente Romanoff, por favor saqueme de aquí -- dice y rápidamente voy a abrirle la puerta del auto, algo que ella también hace y quedamos con las manos una encima de la otra sintiendo nuestro tacto, me sonríe a medio lado mirándome, joderrrr -- ya hemos hablado de esto, sé abrir sola la puerta, agente Romanoff -- encara una ceja mirando nuestras manos unidas -- ¿Puedo?
-- Yo... Si, si... Lo siento -- balbuceo mientras aparto mi mano y enseguida ambas entramos al auto.
Debí verme como una completa estúpida ¡Por Dios!
-- ¿Puedo pedirle algo agente Romanoff?
-- Dígame -- contesté de inmediato mirándola por el retrovisor, solo cálmate Natasha.
-- ¿Puede decirle a los otros dos agentes que vayan a casa con Bianca?
-- Señorita Thompson yo no puedo hacer eso, las órdenes de su padre son...
-- Sé cuáles son las órdenes de mi padre -- me interrumpe -- solo quiero despejar mi mente y no quiero que nadie más sepa la ubicación del lugar al que iremos. ¡Por favor! -- pide con su voz neutra, pero apacible.