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El ruido de unos pasos marcados a mis espaldas hizo que girara mi cuerpo sobre su propio eje encontrándome con sus orbes verdes enrojecidos y vidriosos.
Eso me daba a entender que seguramente estuvo llorando hasta que no pudo más, ella no suele llorar, pero las circunstancias en las que estamos...
La entiendo.
También he pasado tantas noches así... Y me quema tanto.... Me duele tanto...
Siempre creí que era lo último para las personas que queria, fui abandonada por mi familia cuando era apenas una pequeña niña frágil, nunca los conocí porque me desecharon, me abandonaron en un orfanato como si no fuera nada, fueron bastantes duros mis primeros años, demasiado rebelde y me sentía tan poca cosa para las personas a mi alrededor sentía que no encajaba en el mundo e intenté muchas veces irme de este plano terrenal, nadie me extrañaría, pero llegó él, Clint Barton, mi padre adoptivo y con él, llegó ella.
Llegó ella con su jodida sonrisa y lo cambió todo en un instante.
Con ella siempre me sentí tan diferente, segura, protegida, valorada, amada, sin embargo, dicen por ahí, que lo bueno dura poco y no sé en qué momento nuestra relación cambio drásticamente
Todo se convirtió en un caos lleno de celos, desconfianza e irrespeto.
Por un momento quedé hipnotizada ante su mirada, sus ojos verdes son tan imponentes que aunque se notara cabizbaja y con un dolor inminente, no dejaba de lado su profundidad y su imponencia.
Jamás negaría que la mujer frente a mi fue lo más hermoso que me pasó en la vida, con ella viví momentos que con nadie nunca podré volver a vivir de la misma manera.
Juntas aprendimos a aceptarnos, a querernos y valorarnos tal como somos, incluso con algunas cosas adicionales.
-- Olivia -- habla ella primero sacándome de mis vagos pensamientos -- N-no... No esperaba que vinieras -- tartamudea un poco.
-- Hola, Natalia. Creeme que... tampoco yo -- hablé tratando de sonar lo más serena posible pero por dentro estoy muriendo en vida -- quise venir a traerte esto personalmente -- le extendí el sobre marrón que traía en las manos esperando que lo que hay ahí dentro, pueda limpiar mi nombre y poder comenzar mi vida de nuevo, lejos de todo lo que un día me hizo daño -- son los resultados de la prueba de maternidad
Ella recibió aquel sobre con cautela, lo observó por fuera por unos segundos pasándole las yemas de sus dedos con delicadeza y luego me miró nuevamente.
-- Eso es todo... Yo me iré, para que puedas leerlos con calma, solo vine a entregartelos así que, adiós -- y como le dije, di media vuelta e iba a marcharme pero...
