Capítulo 38.

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No te quiero odiar, te quiero besar

Quiero que me cuente más —¿de verdad?

—sí, mi esposa era algo tímida, pero en el fondo también estaba enamorada de mí.

—que fortuna la de ustedes —sonreí sin ganas.

—¿Qué edad tienes?

—diecisiete casi cumplo los dieciocho.

—¿te has enamorado?

—usted es muy romántico. —evado su pregunta.

—sí, lo soy —suelta una carcajada que lo hace lucir más guapo de lo que es —mi esposa me lo dice todos los días —mete su mano en su bolsillo y saca su billetera en donde me muestra una foto pequeña bien conservada. En ella hay una chica morena cabello con ondas luciendo un precioso vestido rosa con estampado de cerezas —ella es mi bello amor, su nombre es Morena.

—es preciosa —me asuste por mis palabras —lo siento.

—no pasa nada, es la verdad.

Se me hacía raro que el me contara de su vida, pero la verdad en sus ojos puedo ver como el esta maravillado con su esposa y por eso la presume a donde quiera que va, eso sí es un quién pudiera.

—lo siento si te incomodo con esto.

—no se preocupes, una buena amiga diría que este es el chismecito de la tarde, la verdad esa amiga también estaría maravillada si viera como usted ama a su esposa.

La señora que prepara las donas llego con mi orden y con la que parece ser la de el —Jordan, cariño —saluda dándole un beso en la mejilla —que bien te sienta la paternidad.

—Mary, él bebe no nace aún.

—pero tu estas más guapo lo normal —voltea hacia mi —por la cara que tienes él ya te conto su vida amorosa, cariño —se burla y a mí me causa un poco de gracia así que rio por lo bajo —mis amores aquí están sus pedidos, espero que disfruten y vuelvan por más.

Tomo mi caja —muchas gracias, señora Mary

—soy Mary para ti, pequeña —me guiña el ojo y yo asiento. —y dile a morena que cuando nazca él bebé venga por acá quiero conocer a mi nieto postizo.

—y lo vas a conocer, no vemos Mary.

Al mismo tiempo salimos del establecimiento —Adiós Señor Jordan.

—Adiós señorita Barbara espero que esa tristeza que veo en tus ojitos se vaya pronto, cuídate. —se despide ondeando su mano.

Yo también espero que esta tristeza se vaya pronto.

****

Tome mi chamarra amarilla con la que rob me llama pollito y decidí que ella acompañaría mi uniforme el día de hoy, me sentía casi dormida porque me tuve que levantar muy temprano ya que hoy me iré con mamá y Abbie para mayor de mis desgracias ellas tienen reunión extraordinaria y yo tengo sueño.

Tome un pedazo de pan tostado y le embarre jalea fue lo único que logre desayunar porque las mujeres de mi familia están alborotadas porque según ellas ya es muy tarde, pero la verdad no es para nada tarde.

Apenas pude lavar mis dientes porque me sacaron corriendo, subí en el auto y rogué al cielo que Abbie no manejara rápido porque sentía que podríamos perecer en el camino.

Revise mi mensajería y en el grupo de amigos Rachell escribió que hoy nos llevaría una sorpresita a cada uno y que sabía que nos podría gustar porque ella los eligió.

THE CURE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora