¢αηтσ IX

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La energía había llegado de nuevo a el joven cuerpo del espartano, se levantó rápidamente a seguir su rutina de aseo y poder salir de su habitación directo al bosque donde esperaba ver de nuevo al dios.

En la entrada cómo es usual estaba el hermoso ciervo esperandolo, se veía igual de animado que el príncipe, no dudaron en comenzar, todo iba bien, la condición del príncipe era excelente, se notaba la ardua práctica de todos los días.

Luego de terminar se sentó un poco a descansar, cerro los ojos y espero, unas suaves manos le tocaron las mejillas y lo alzaron un poco para depositar un pequeño beso en la frente, al abrir los ojos pudo presenciar al sonriente dios frente a él.

    — Dios Apolo! Me alegra mucho verlo aquí. — sonríe, eso le saco una sonrisa más grande a el dios que estaba agradecido por la intervención del príncipe.

    — Gracias por intervenir por mi, aunque jamás pensé que le pediría el favor a Afrodita. — lo soltó y se sentó a su lado, quiera escuchar más de su historia.

    — Tomé su consejo, sabía que sería difícil que el dios Ares aceptará, así que fui con la diosa Afrodita pues se que ellos dos tienes algo, y al parecer funcionó. — el príncipe parecía haber pensado su plan bastante bien, lo suficiente para funcionar.

    — Que listo, me hace muy feliz estar aquí de nuevo y poder verte más de cerca, es muy incómodo hacerlo desde lejos. — el final de su frase lo dijo con un tono divertido pues quería que todo fuera como antes.

    — Hoy practicaremos carrera de caballos? No tenemos ninguno cerca. — ambos se miraron por unos segundos, al mismo tiempo voltearon muy amenazantes hacia el ciervo que se asustó y se alejo un poco, ambos rieron.

    — No quiere ofrecerse como caballo, entonces que hacemos. — el dios buscaba vagamente una solución, el príncipe no encontraba alguna en la que el no saliera perjudicado. — Por que no mejor practicamos tiro de disco, cuando lo hicimos recuerdo que te gusto mucho.

    — Pero no es lo que toca hoy. — de un brinco se levantó el dios, un poco desorientado el príncipe lo siguió, el dios cómo había hecho antes apareció un disco, eso seguía sorprendiendo al espartano.

    — No seas cerrado, es por diversión, hoy vamos a complacerte con lo que te gusta, está bien? — se ató el cabello para tener una mejor visión y está vez poder ganar, el príncipe suspiro y se dejó llevar por el momento.

Jugaron por bastante tiempo, fue muy divertido para ambos pues a el espartano disfrutaba del juego y el dios disfrutaba de ver divirtiéndose al chico. Esos eran los momentos donde el dios se daba cuenta que la perseverancia valía la pena, aún le preocupaba el aedo pero sentía que todo estaba bajo control.

En una ronda el disco voló muy lejos he hicieron una carrera hasta él, la deidad se sorprendió al ver el avance del príncipe, al llegar a la meta lo felicito pues estaba muy orgulloso de su progreso, el espartano se sonrojo un poco pues le gustaba recibir halagos del dios.

Por tanta actividad física terminaron sin aliento, como era costumbre fueron al lago de siempre donde bebieron algo de agua, se sentaron a descansar y recuperará el aliento.

Al estar tan feliz con el dios algo se le vino a la mente al príncipe, el beso que tuvo con Tamiris, se sentía culpable por no decirle, y tampoco quería ocultarselo quería estar limpio ante él así que se lo confesó.

     — Puedo ser absolutamente sincero con usted, dios Apolo? — el dios lo miro un poco confundido, aún así no se esperaba una mala noticia.

    — Claro, que sucede. — estaba atento a todo lo que saliera de la boca del príncipe, este vaciló un poco en decirle o no pero al final decidió hacerlo.

Flor de Jacinto. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora