¢αηтσ XXI

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El sol salió, los pájaros cantaron y todo brillaba, más que cualquier otro día. Al abrir sus ojos se encontró con los ojos cerrados del dios el cual dormía plácidamente a su lado, sonrió al verlo tan calmado, salio cuidadosamente de la cama para no despertar al dios, lavo su cara y se vistió. 

A diferencia de las otras competencias esta vez seria una de las mas complicadas y peligrosas pues habría lucha, estaba confiado de si mismo, no se consideraba tan débil, de cualquier manera anteriormente había visto a algunos participantes bastantes musculosos, él por su parte no lo era, pero al menos esperaba ser más ágil que ellos.

    — Eres bastante silencioso cuando te despiertas. — la voz del dios hizo que el muchacho se exaltara, volteo hacia su dirección con una ligera sonrisa en su rostro, el dios admiro la belleza del chico, se levanto de la cómoda cama, se estiro un poco y fue con el príncipe.

    — ¿Durmió bien? — el dios asintió y beso la frente del espartano que sonrió al sentir el cercano contacto de los suaves labios del dios, que a pesar de estar completamente feliz porque estuviera a su lado, no podría evitar sentirse algo nervioso por la pelea, aunque seria después de su competencia de esgrima; el dios lo noto, para distraerlo comenzó a besar su cara. 

Extasiado al escuchar la risa del príncipe, no paro, podía seguir así por siempre. — Por ahora no pienses en la competencia, solo en mis besos — fue apartado cariñosamente por el príncipe que quería decir algo pero los besos se lo impedían.

    — Hahaha! ¡Espere un momento, déjeme respirar! — con sus manos tomo el rostro del enamorado dios, se miraron por unos segundos antes de que el príncipe besara los dulces labios del dios, tomándolo por sorpresa, pero feliz correspondió al gesto.

Luego de unos momentos se separaron, el dios algo triste hablo. — Me gustaría que esta competencia se termine para llevarte lejos de aquí y quedarnos así por siempre...  — ambos estaban de acuerdo, solo querían un poco de privacidad y tiempo juntos.

Ya era hora de irse, se separaron y fueron hasta la puerta cuando fue abierta sorpresivamente por el dios del viento que venia muy feliz a despertar el príncipe. Al ver al dios solar su semblante cambio completamente.

    — ¿Volviste tan pronto? Dime ¿que cuentan las musas? — era completamente obvio que estaba mintiendo, ambos lo miraron serios pues ya no había necesidad de mentir en nada. — Como sea, no me culpen. — giro los ojos a otro lado evitando sus miradas enojadas.

Ambos negaron y siguieron su camino, el príncipe no le dijo nada, sabia que ambos habían estado tratando de boicotearse mientras yel no veía o estaba ocupado, se comenzaba a cansar de que siempre hicieran lo mismo, pero sabia que era mejor no meterse en sus problemas, solo se concentraría en los suyos.

La primera competencia seria con espadas de madera, pues no se permitirían tener ningún accidente lo suficientemente grabe como para no poder arreglarse; al llegar al lugar de practica el príncipe tomo una espada e hizo algunos trucos que había aprendido con ella, sorprendiendo a los dioses que curiosos veían lo que el príncipe hacia.

Un encargado de los juegos le informo al joven quien seria su pareja, seria un joven de rodas, además de informarle que constaría de tres rondas de tres minutos, quien consiguiera mas puntos según los jueces seria el que ganara la ronda, al final los participantes se irían reduciendo hasta que llegue la final.

Habrían cuatro peleas, luego de terminar esas cuatro se determinaran los que avanzarían, para así solo haber dos peleas, hasta que termine con la final, esperaba ser capaz de llegar a la última batalla. Al anunciar la primera pelea se despidió de los dioses que estarían viendo todo desde lejos, parecía que seria el primero en pasar, al ver al otro contrincante se tenso, debía comenzar a concentrarse.

Flor de Jacinto. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora