Capítulo XIX: La frontera

307 20 12
                                    

PD: les dejo esta bellísima canción que me ayudó a inspirarme esta vez! 

PD2: En multimedia les dejo la nueva apariencia de Alicia! recuerden que se trata sólo de una faceta. (La chica de pelo oscuro es Alicia "real", y la chica rubia es la nueva apariencia)

Atte. Fer***


Capítulo XIX: La Frontera

Alicia's PoV

No recuerdo en qué momento me quedé dormida. Estábamos conversando con Lerathel y Menadel sobre cosas terribles. Probablemente fue el cansancio de tanto llorar lo que causó que cayera rendida ante los brazos de Morfeo. 

Me encontraba allí, sola dentro del auto. El asiento del conductor en donde, según creía, hace minutos estaba ocupado por Menadel, ahora se encontraba vacío. Miré hacia los asientos traseros, pero no había nadie. Ni siquiera una mínima señal de Lerathel. 

Me sentía extraña y perdida, en medio de un bosque rodeado de montañas. Era todo lo que se podía apreciar. Y ya estaba muy oscuro. Lo único que se podía distinguir, gracias a las tenues luces que provenían desde unas ventanas, era una pequeña caseta de madera y una barrera de rayas rojas y blancas fosforescentes. Todo justo en frente del auto en el que me encontraba. Más allá de la barrera, hacia donde bloqueaba el camino, sólo había oscuridad. 

—¿En dónde estás, Menadel?—pregunté en voz alta, ya cansada de tanto silencio y soledad. Y como por arte de magia, la vi salir desde la diminuta caseta de madera. Pero la gemela, ahora gozando de una nueva y madura apariencia, no se encontraba sola; un hombre uniformado muy alto y robusto la acompañaba. Ambos se acercaron hasta donde yo me encontraba. 

—Muchas gracias por permitirnos esperar aquí. Estoy segura de que mi marido no tardará en llegar—le decía ella al sujeto. Aún estando en el interior del auto, podía oírlos a la perfección.El hombre, de unos 40 y tantos años de edad, le sonreía alegremente. «Si no luciera así tan bella y no estuviera jugando a ser coqueta, definitivamente el trato sería muy distinto», pensé.

 —No es nada... es más, la compañía de una hermosa dama no viene nada mal de vez en cuando—Menadel le dirigió una mirada entre sorprendida y más bien ofendida que tímida—Me refiero a que no es muy regular el flujo de gente por estos lados—añadió él a la velocidad de la luz. Seguramente no fui la única que se percató del extraño gesto de Menadel, después de todo, ella está cumpliendo un rol en el que es una mujer "casada". El hombre se acariciaba el bigote, como gesto de evidente nerviosismo. Pude apreciar un anillo en su dedo anular de la mano izquierda, la mano con la que no dejaba de jugar con el oscuro bigote. 

 —Así parece... seguramente es porque es un lugar muy alejado de la ciudad—comentó ella, en tono calmado y casi reflexivo—Creo que es mejor trabajar en un lugar así, se disfruta de la tranquilidad y de la naturaleza—Menadel desempeñaba su rol de esposa y madre de maravilla, casi natural. Si no la conociera tan bien, habría creído que realmente se encontraba relajada y hasta a gusto. Pero el pequeño tic que de modo casi imperceptible provocaba que le vibrara de vez en cuando el labio superior, me decía que se estaba esforzando de sobremanera por ocultar su preocupación y ansiedad. 

«¿Qué habrá retrasado a Mitch? Debería estar aquí, ¿por qué todavía no ha venido a nuestro encuentro?Me pregunto si Menadel tiene alguna idea... necesito hablar con ella, a solas», pensé.

Golpeé la ventanilla del conductor, hasta que Menadel me dirigió la mirada. Parecía sorprendida de verme despierta. Le indiqué que viniera hacia el auto con gestos de las manos. Ella asintió. 

La Decisión De Un Ángel© [[Actualiza lento]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora