La Decisión De Un Ángel© [[Actualiza lento]]

Capítulo XIV: Lerathel

Lerathel's POV

¿Cuántos días llevo en este lugar? 

Es tan solitario no poder oír los pensamientos de Alicia, ni poder sentir sus emociones o tener conversaciones matutinas y nocturnas. 

Es la tercera vez en la que he tenido que venir aquí, al cielo. Ascender no es nada divertido; debes tener una concentración tal, que no quepa pensamiento alguno en tu mente. Me costó lograrlo, ya que tuve que separar los pensamientos de Ally además de los míos. Cuando pude estar "en blanco", tuve que esperar un tiempo en una especie de dimensión alterna en la que no hay absolutamente nada más que almas de ángeles que esperaban subir al igual que yo. En ese "túnel" todo es blanco y apunta hacia arriba, pero es angosto, y cuando hay más almas es incluso asfixiante. Una vez consigues avanzar en la fila para ascender, se llega a una gran puerta de rejas doradas en la que aguardan un par de ángeles que protegen el portal hacia el otro mundo. Suelen ser guerreros talentosos y más grandes de lo normal, ya que en caso de que almas rebeldes o incluso demonios causen disturbios o intenten ingresar por la fuerza, ellos deben ser capaces de retenerlos o hasta vencerlos mientras lleguen más refuerzos. 

Cuando tuve que cruzar la puerta todo estaba tranquilo. El ángel más bajo de los dos guardianes es el que se encarga de revisar la identidad y el designio de quienes quieren cruzar. 

—Identifíquese e indique su designio y motivo por el cual debe cruzar—ordenó el guardián de cabellos color cobre. Pese a que era más bajo que el otro guardián, me ganaba por unas dos cabezas en estatura.

—Mi nombre es Lerathel, guardiana de Alicia Sotters de North City. Debo cruzar para ir en busca de Menadel, Guerrera y hermana gemela de Mitzrael, Vigilante de Alicia Sotters—respondí pausada y melodiosamente. El ángel asintió, sin lograr ocultar una pizca de curiosidad que cruzó por su rostro. 

—Comprendo. Entrega una de tus plumas del ala derecha, por favor—esta parte es la que más me desagrada de tener que venir a este lugar: es necesario auto arrancarse una pluma para que ellos puedan verificar cada palabra que acabes de decirles. Si la pluma se desvanece limpiamente, es porque he dicho la verdad y tengo el permiso concedido para pasar. Pero si la pluma cobra otro color que no sea blanco, es porque he mentido en alguna de las cosas que dije. No recuerdo bien cuáles colores indicaban qué, pero ellos son expertos en la materia. 

Observé con detenimiento cada pluma de mi ala derecha, hasta que encontré una muy pequeña de una zona no tan delicada. La arranqué con cuidado y se la entregué al guardián. Me dolió un poco y sentí una picazón con ardor en el área, pero casi al instante la molestia se esfumó. El ángel colocó mi pequeña pluma entre sus manos y la iluminó con una luz celeste y brillante proveniente de sus palmas. Entonces comenzó a recitar —"Ligera y pura esencia de tu portador, muéstrame el color de sus palabras"—y con esto, esa parte de mí desprendió un brillo blanco para luego desaparecer. Sonreí satisfecha; ya podré cruzar.

—Bienvenida Lerathel, guardiana de Alicia. Adelante por favor. Y que su estadía sea justa y su regreso seguro—Asentí en agradecimiento y me dirigí hacia las puertas que se abrieron para mí.

La entrada al Cielo me recibió con una luz dorada y cegadora. Cuando al fin pude mirar con nitidez, observé hacia mis pies. Allí se encontraba la escalera de cien baldozas que cruza un campo verde y floreado para llegar hasta la plaza principal. Comencé a bajar peldaño tras peldaño mientras iba mirando el campo de tulipanes azules. «Es porque estamos en Noviembre» pensé. Recuerdo cuando Mitchie me comentó que los tulipanes cambian de color cada mes: rojos en Enero, naranjos en Febrero, rosa pálido en Marzo, amarillos en Abril, morados en Mayo, blancos en Junio, fucsias en Julio, verdes en Agosto, esmeralda en Septiembre, ultravioleta en Octubre, azules en Noviembre e infrarrojas en Diciembre. Es una lástima que el ojo humano no sea capaz de percibir el ultravioleta ni el infrarrojo; los tulipanes de aquellos colores son los más hermosos que existen.