Confesión

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—Li...

Me despierta el leve sonido de la voz de Nagaru, se encuentra con su rostro a escasos centímetros de mi zona íntima mientras me abraza por la cintura

Lo observo por un momento mientras duerme ya que creo que es el único momento donde puedo verlo realmente tranquilo y verlo así me relaja y...

—Lidian...

Siento un golpe en mi pecho, me siento en la cama de manera lenta para no despertarlo aunque tengo la esperanza de que esté despierto jugándome una de esas bromas crueles que tanto le gustan

Pero no, los segundos pasan y el no vuelve a hablar pero se que está completamente dormido, no hay forma de que esto sea una broma o un malentendido

—Lidian

Exclama ahora con toda claridad y no resisto, lo empujo lejos de mi cuando siento mi rostro arder, se cae de la cama y no le doy tiempo de reaccionar cuando corro a encerrarme en el baño

—¿Ah? ¿Qué carajo? ¿Como rayos?—Lo escucho quejarse desde afuera mientras cierro con seguro

—¿Daya? ¿Estas bien?—Se acerca y comienza a tocar la puerta pero me mantengo en silencio, sentada en un extremo de la regadera mientras abrazo mi cuerpo a manera de cuidar no romperme por dentro

¿Quien es Lidian? Nunca había oído ese nombre ¿Será alguien de su pasado o alguien que conoció cuando lo estuve aquí? ¿Porqué sueña con ella? ¿Que representa ella para el?

Las preguntas vienen y van por mi mente a una velocidad abismal y es ahí cuando siento que me zumban las orejas y el latido acelerado de mi corazón comienza a marearme haciendo que me levante de inmediato corriendo a la taza donde comienzo a vomitar sin control

—¿Daya?! ¿Estás enferma?! Por favor ábreme

Sigue tocando y yo soy incapaz de pedirle que me deje pues no puedo controlar las arcadas que salen de mi cuerpo, aun cuando ya no tengo nada en el estómago siguen y siguen ocasionándome un fuerte dolor en el abdomen mientras lágrimas no dejan de salir de mis ojos

Los minutos pasan y cuando por fin parece que mi tortura a terminado me limito a limpiar mi rostro con agua mientras trato de controlar mi respiración

No puedo preguntarle nada, yo no soy tampoco al cien sincera con él y no estoy en condiciones de reclamar secretos

Cuando mi respiración y latidos vuelven a su velocidad habitual decido abrir la puerta para encontrarme con la imagen de Nagaru reflejando una inmensa angustia en su rostro

Me toma de los hombros acercando su frente con la mía

—Parece que no tienes fiebre—Su cabello me hace cosquillas y un flashback me hace alejarme de su contacto como si me quemara

—¿Comiste algo que te hizo mal?—No respondo, simplemente comienzo a cambiarme ya que no falta mucho para que entre a trabajar, estuve mucho tiempo de descanso y no puedo darme el lujo de llegar tarde—¿Irás a trabajar así? ¿Que te ocurre?

Como puedo trato de guardar mis emociones en algún rincón donde no puedan ser notadas, no quiero hablar y quiero alejarme de él lo más pronto posible

—Si, estoy bien ayer pase a una tienda en la carretera por algo de comer eso debió caerme mal pero no te preocupes tomaré algo para el malestar, no quiero llegar tarde así que ya me voy Naru, necesito que por favor limpies la casa ¿te parece?—la verdad es que no hay necesidad ya que no hay nada sucio, simplemente lo quiero alejado de mí aunque sea por unas horas

Veo su rostro de confusión antes de salir pero no le doy tiempo de decir nada cuando ya estoy cerrando la puerta de la entrada y dirigiéndome al auto

Tengo la mente nublada, tengo el malestar aún presente en mi estómago por lo cual me detengo a comprar algo para hacer sentar mi estómago

Atados [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora