Atados [+18]

Aquí

¿Que bien lucía con esa chica colgada de su brazo, verdad? Definitivamente lo hacía lucir más...

—No me interesa

—Dayana—La voz de Dean se escucha lejísimos

Lidian... Es un lindo nombre, combina con su rostro ¿La viste? Esa linda piel de porcelana sin una sola cicatriz, tu en cambio...

—Yo estoy bien, mis cicatrices no se notan, estoy bien—Trato de mantener la calma cuando me empiezo a desesperar

—Hey mírame

¿No se notan? Estoy segura de que incluso desde que saliste por esa puerta él las noto, no me extraña que no dejará de verte con tanta indiferencia

—Me importa una mierda como me miro—Siento la rabia surgir

—¡Hey por favor!—Lo siento sacudirme pero me parece como una ilusión, tan lejano

¿Viste como la miro? Es una lástima saber que nunca te miro así...

—¡YA!—Cubro mis oídos con desesperación a pesar de saber que es inútil pues esa maldita voz viene de mi cabeza—Ya cállate de una maldita vez, por favor, ya detente

La próxima vez que lo veas háblale del bebé ¿Quieres? De como pudo haber sido padre...

El dolor en mi pecho me hizo deslizarme de los brazos de Dean hasta que mis rodillas tocaron el suelo

Aún con mis manos en mis oídos permití a mi cabeza tocar el suelo mientras de rodillas trataba de lidiar con el dolor, la impresión y la rabia que me había causado el regreso de Nagaru

—¡Dayana!—Tyler se acercó en busca de ayudarme supongo pero Dean lo interceptó—Yo...

—Vete, cuando esté mejor podrás verla pero déjanos solos, solo nosotros sabemos lidiar con esto, déjanos

—Pero yo...—Tartamudea—Esta bien, estarás bien Dayana, cuídate mucho por favor

Sus palabras me parecían tan vacías, no quería la ayuda de Tyler, ni necesitaba nadie más que a Dean

Que en silencio se limito a tomarme en brazos como si de una niña asustada se tratara, llore contra su pecho, suplicándole que me ayudara a callarla, que la voz de mi cabeza un día iba a acabar conmigo

Esa noche llore mucho, el impacto de ver a la persona que me abandono, que me dejó, a la que le entregué todo de mi y simplemente no fue suficiente

Lo odiaba, lo odiaba por dejarme, por volver, por verlo con ella, por mentirme, pero sobre todo lo odiaba por haberme echo creer en la promesa de un demonio

.     .     .     .   .    .   .    .

A la mañana siguiente desperté sola, al salir encontré a Dean sentado en la sala, muy metido en sus pensamientos

—Buenos día—Toque su hombro para sentarme a su lado

Me sonrió y con esa sonrisa que tanta paz me daba

—Buenos días Dyna—Beso mi mejilla en un gesto fraternal una vez estuve a su lado

—¿En qué piensas tanto?

—Tu sabes la respuesta

—Oh...

—¿Cómo estás tú—

—¿Quién es Lidian?—lo interrumpo conciente de que puede que no me guste la respuesta —O bueno, para él

—¿Estás segura?