Marcada

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Creería que lo que acaba de explicarme Nagaru son sólo los delirios de algún drogadicto si no fuera por el hecho de que ya me ha comprobado que realmente él tiene la habilidad de transformarse en un perro 

si a esto le sumamos su habilidad de reponerse de lo que fueron unos tres balazos y su velocidad inhumana creo que es imposible tratar de negar que el no es una persona común

Es sábado, ósea mi día libre un día que estaría más que feliz de pasar con mi hermoso perro negro, pero en vez de eso tengo que pasarlo con este tipo que al parecer a partir de ahora va a estar pegado como garrapata a mi

Seguimos en la barra uno frente al otro en completo silencio y es que ¿qué se supone que deba decir ahora?

Miro sus ojos que tiene ese impresionante color ámbar y sigo bajando mi mirada por su cuello, clavícula y abdomen

—¿Porqué no te pones una camiseta?

—¿De donde carajo se supone que saqué alguna camiseta?

—¿Me esas diciendo que no tienes nada de ropa a la mano?—bajo más la mirada—pero si traes puestos unos pantalones y tenis

—Si Dayana, traigo puestos unos pantalones y tenis que le robe a un chico que de pura casualidad iba pasando por el lugar donde me dispararon, claramente el tipo no dudo en quitarse sus pertenencias cuando un perro negro moribundo se los pidió

Solo puedo imaginarme la reacción de susto del chico cuando eso ocurrió, yo en su lugar sin duda hubiera muerto de un paro cardíaco, vaya que Nagaru era un hijo de puta

—¿Entonces vas a estar todo el tiempo desnudo?

—Se que mueres por verme todo el tiempo así Dayana pero no seas estupida, si tendré que estar contigo tendré que comprarme algo de ropa

—No voy a comparte ropa

—No quiero tu hediondo dinero, tengo el mío pero necesito que vengas conmigo

—¿acaso quieres mi opinión para la moda?

—No, de hecho solo te lo estoy pidiendo porque no creo que puedas cuidar de ti, y no me arriesgare a que por una estupidez acabes con la vida de ambos

—¿la vida de ambos?

—Si, ya te lo expliqué cualquier cosa que te pase yo lo sentiré por castigo, si tú mueres Dayana, me voy a morir yo, así que arréglate tienes media hora—dice levantándose de la barra para ir y lanzarse en el sofá, como si fuera su casa, maldito

Me levanto para ir a bañarme pero aún tengo una duda en la cabeza

—Oye—voltea a verme y prosigo—¿Qué hiciste con los cuerpos?

Abre mucho los ojos y me hace pensar lo peor

—¿Enserio quieres saberlo?

—La verdad no, pero si esto será mi día a día tendré que acostumbrarme

—Me los comí—lo miro muy sorprendida—¡no me mires así! Era eso o dejar la evidencia!

—Mierda, tengo nauseas

Conteniendo las ganas de vomitar corro  rumbo a la ducha a tomar un baño y pasados unos cuantos minutos cuando salgo

—Sal de mi maldita habitación

Él está ahora recostado sobre la cama mirando no se que cosa en mi celular

—No seas egocéntrica, no tengo interés en mirarte—dice con la vista aun en la pantalla de mi celular

—¿Con qué derecho estás esculcando mi teléfono?—Le pregunto y él se encoge de hombros

—Aun no estoy seguro de que no seas una psicopata

Atados [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora