Capítulo 1

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Hermoso día, más cuando comenzaba siendo arrastrada por Aleixandre hacia afuera, para terminar la pelea de mis hermanos.

—¡Te dije que no!

—No te alteres... —habla Adrik.

—¿Cómo no me voy a alterar? ¡Te digo que no va a ir!

—¿Por qué pelean?

—Aegan dice que no puedes ir a la fiesta de bienvenida.

—¿Qué? ¿Por qué no?

—Yo estaré ocupado, y quien sabe que estúpidos podrían acercarse a ti.

—Ni que me fueran a secuestrar, Aegan.

—Quien sabe.

—Igual no iba a ir.

—¿Qué? —cuestionan confundidos al unísono.

—No voy a ir.

—¿Por qué? Si a ti te encanta.

—Aegan, odio las fiestas. Solo voy para molestarte.

—Por algo eres la melliza de Adrik —dice y el mencionado sonríe orgulloso.

—Nos quedaremos a leer en casa.

—Sí, comiendo pizza.

—¿No hacen eso todos los viernes?

—Sí, pero nunca es suficiente pizza.

Unas cinco chicas se acercaron a nosotros para hablar con Aegan y como el empezó a prestarles atención, Adrik y yo nos fuimos al apartamento, pero no sin antes, darnos cuenta de que dos chicas nos estaban viendo mientras hablaban a lo lejos.

***

Ya era de noche y Aegan se había ido con Aleixandre a la fiesta. Por otro lado, Adrik ya estaba preparado, al igual que yo, para ir. Aunque quedarse en casa a leer era algo muy tentador, no estaba en mis planes, no hoy.

—¿Lista?

—No, ¿cuál sudadera es más larga, la gris o la negra?

—Sabes, siempre pensé que serías esa chica que andaría con vestidos cortos, de pequeña te encantaban.

—Ya, pero ahora los odio. ¿Cuál?

—La negra.

—Genial.

—¿Vas a crear una falsa identidad?

—Es que si no es muy aburrido.

—Está bien, como quieras. Pero te aviso que yo seré tu hermano de todas formas.

—Entonces toma, ponte esto —le doy unos anteojos— y también, esto—le doy un gorro—. A oscuras nadie se dará cuenta de quienes somos.

—Si tu lo dices... igualmente, si me preguntan, soy primo de los Cash.

—Claro. Yo escapo de ellos, no me salgo de la familia.

—Vamos.

***

Los juegos eran una sagrada tradición para los alumnos de Tagus. Se hacían en unos terrenos libres, justo detrás de la línea que dejaba de ser terreno de la universidad, ya sabes, para no romper ninguna regla de conducta, y aquello era como un casino al aire libre. Todo estaba repleto de mesas. Los árboles habían sido decorados con luces de Navidad y la música salía de un puesto de DJ. Había mucha gente. Algunos iban de un lado a otro sosteniendo vasos, botellas y cigarrillos. Otros estaban sentados, jugando a juegos de azar.

La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora