Capítulo 3

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—¿En dónde mierda estaban?

—Estábam... —me interrumpe.

—¿Por qué mierda no me contestaban?

—Porqu...

—¡Estuve todo el maldito día llamándolos! ¿No son capaces de atender un teléfono?

—No —se limita a decir Adrik.

—¿Esto te parece gracioso, idiota?

—Un poco.

—Alessandra, vete. Quiero hablar con Adrik.

—No.

—¿Qué? —sonó confundido.

—No te voy a dejar hablar a solas con él, lo que quieras decirle dímelo a mí también.

—Alessandra... —comienza Adrik.

—Alessandra, nada. Estoy harta de ustedes y sus secretos misteriosos.

—Ahora nosotros somos los de los secretos —dice Aegan irónico—. ¿Por qué no nos cuentas sobre Logan?

Logan, mi ex novio. Era mi novio secreto por evidentes razones, nuestra relación iba muy bien, hasta que un día de repente... desapareció. No se supo más nada de él, ya no asistía a Tagus, estuve unas semanas intentado localizarlo, pero finalmente me rendí.

—Fuiste tú...

—No, no te equivoques.

—¿Quién es Logan? —pregunta confundido mi mellizo.

—Mí amig...

—Su ex novio secreto.

—¿Qué le paso?

—Pues de repente un día desapareció.

—¿No te das cuenta todavía?

—¿De qué, maestro super inteligente Aegan?

—Fue Adrien.

—¿Dinero?

—Oh, no. Intenté sobornarlo con dinero para que no sea estúpido y lo mataran, pero él dijo que era imposible vivir sin ti—hace una pequeña pausa, para hacer una mueca de asco—y Adrien... lo mató.

Mis ojos se cristalizan.

—¿Cómo sabes todo esto?

—Él me lo dijo, intento decirme que él iba a alejarte de mí, que no tenía nuestro mismo estatus social y que sabía el secreto... ¿Eso era cierto?

—Sí, sabía tu secreto. Pero como podrás darte cuenta, no dijo nada.

—Igualmente no le creí, y me negué a hacerle daño. Pero yo sabía que el viejo iba a hacer algo, por eso hable con él y salió con su discurso de enamorado, le dije que cualquier indicio de algo extraño me avise y bueno, ya sabes lo que le paso.

—Qué hijo de puta —digo, mientras lágrimas, se derramaban por mis mejillas.

—Sé que no es el mejor momento y eso, pero... ¿por qué no me contaste sobre él?

—No sé si conoces la definición de secreto, Adrik.

—¿Cuánto tiempo salieron?

—Un año...

Adrik hace una mueca de indignación.

—Sí, eres ciego; no entiendo como no te diste cuenta.

—Yo tampoco, desde ahora iré pegado a ti como chicle. No quiero que andes llorando por muertos, excepto que yo sea el muerto.

La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora