Capítulo 1

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ALESSANDRA

Al despertar, me encontraba en un cuarto oscuro al cual le entraba un poco de luz por medio de unas rendijas que había en la pared.

Tenía un dolor de cabeza horrible. Supongo que para sedarme han usado cloroformo, bueno, eso pasa en las películas. No creo que sea demasiado diferente en la vida real.

Mientras que suponía quién era mi secuestrador y por qué me había secuestrado, la puerta de la habitación se abre. Lamentablemente, no puedo ver mucho, ya que estoy atada de pies y manos a una silla.

Los ruidos de pasos se escuchan cada vez más cerca míos, hasta que para poniéndose frente a mí.

—Hermana, veo que por fin despiertas.

Esa horrible voz yo la conozco...

—¿Regan?

—Así es —toca el interruptor de la luz para lograr que vea con claridad—. La dejé apagada porque supuse que te dolería la cabeza —sonríe—. ¿Estoy en lo correcto? —asiento con la cabeza.

Sinceramente, este hombre me está dando algo de miedo.

—No lo entiendo —digo—. Me das dinero para comprar helado, ¿y luego me secuestras?

—Oh, es la culpa... —dice divertido—. Tenías que disfrutar tus últimos días de libertad, ¿no?

Camina rodeando mi silla por la pequeña habitación.

—¿Qué es lo que quieres de mí? Ni siquiera sé la mitad de las cosas que saben todos ustedes.

—Oh, querida —me habla con soberbia—. Ellos te aman. Si les fuera posible, incluso venderían su alma al diablo para recuperarte.

Quiere manejarme como a un títere...

—No voy a dejarte hacer eso.

—Sabes, quiero que hagamos esto por las buenas.

—¿Qué te hace pensar que podrás conseguir eso? Estás tratando con otra Cash.

No iba a permitir que me mande ni él ni nadie. Que me amenace con lo que me quiera amenazar, pero no voy a ceder.

—¿Cómo se llama este chico...? —finge pensar—. ¡Lander! —lo veo enfadada—. No me mires así, no voy a hacerle nada a tu novio si colaboras.

Hijo de puta.

—¿Qué pretendes que haga exactamente?

—Lo sabrás en su momento. ¿Vas a colaborar?

¿Sacrificaría a Lander por mis hermanos? No. ¿Sacrificaría a mis hermanos por Lander? Tampoco.

¿Qué vas a hacer, Alessandra? Improvisar como la maldita Cash que soy.

—No —la sonrisa que tenía se desvanece y su cara denota molestia.

—¿Qué sucede? ¿Te tomé por sorpresa? —toma mi mentón, obligando que lo vea.

—Escúchame una cosa, Alessandra —habla frívolamente—. No era una opción el no hacerlo, solo quería que sintieras que tenías opciones. Ahora, voy a traerte una pastilla para el dolor de cabeza y luego llamaremos a Aegan.

—Me niego rotundamente —espeto, sin miedo—. Mátame si quieres, pero no voy a hablar.

—Soy capaz de hacer cualquier cosa...

—Inténtalo.

Veinte minutos después, cuando la pastilla ya me había hecho efecto comencé a fastidiar a mi hermano.

La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora