Capítulo 4

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AEGAN

Estaba cansado de Jude. Maldito el día en el que se me ocurrió elegirla a ella y no a otra menos insoportable. Había estado toda la semana intentando "reconquistarme" aunque tenía claro que quería algo de mí, por lo que la rechazaba constantemente.

Pero ella no se rendía.

¿Y lo peor? Me había llegado una caja con una carta de Regan ayer por la noche, así que ninguno de los cuatro, contando a Owen, habíamos dormido.

—Debí cuidarla, es mi melliza. Lo único que hice fue irme con una chica... —se lamentaba Adrik tomando un mechón del cabello de su hermana.

—Yo no pude decirle que no era gay...

—Que mala persona es Regan —dice Owen y ellos asienten—. Ale tiene tan poco pelo y él se lo corta... —lo fulmino con la mirada y se queda callado mirando al suelo.

—Owen, no es momento para estupideces.

El teléfono de Adrik suena y este grita efusivo:

—¡Ya sé dónde está!

—Habla —ordeno caminando hasta encontrarme frente a él.

—¿Recuerdan que cuando era pequeño decía que iba a cambiarse el nombre por Mike Jonhson? —asiento—. Pues el ladrón que me robó anoche, dijo que se encontró a Regan ese día por la tarde y su sobre nombre criminar es ese.

—Podría ser una coincidencia, Adrik...

—No, porque él escuchó un grito y Regan le dijo que fue su hermana. Además, la escuchó gritarle que no estaba loca.

—Dejen de sentirse miserables y vamos a rescatar a nuestra hermana.

ALESSANDRA

Me encontraba durmiendo algo incómoda, cuando oigo algunos gritos y me pregunto si Regan tendrá a otros secuestrados aquí también.

Aunque la incertidumbre no perduró mucho más, debido a que siento como la puerta de la habitación es abierta de una patada.

—¡Vamos, Alessandra! —ordena Aegan y sonrío sarcásticamente.

—Estoy atada, genio.

Corre hacia mí y saca una navaja de su bolsillo. Se dispone a romper los nudos lo más rápido que puede y en eso aparece Regan apuntándolo con un arma.

—¡Suéltala! —grita y Aegan me suelta esbozando una sonrisa.

Le había dado el tiempo suficiente como para desatarme.

Me pongo de pie al lado de mi hermano con algo de dificultad, debido a que había estado cinco días sentada. Ahora, Regan me apuntaba a mí.

—¡Dime tu sucio secreto, Aegan!

De repente, veo a Owen haciendo señas dando a entender que nos quedemos quietos y posteriormente, estampa una sartén en su nuca, provocando así que quede desmayado.

Una vez confirmamos que no se movía, pateamos el arma lejos de él y corrimos hasta el auto, para arrancar a máxima velocidad. Aproximadamente habíamos recorrido cuatro cuadras, cuando suelto un suspiro.

—Ese tipo es insoportable —iba a acomodarme el pelo, cuando me doy cuenta de que no está.

Me voy a vengar, Regan.

—¿Estás bien? —pregunta Adrik—. Lamento mucho haberte dejado sola.

—Estoy bien, comí McDonald's toda la semana —Owen me da un abrazo—. ¿Me extrañaste tanto como para asfixiarme?

—Eres como la hermana que no tengo, Ali. Obviamente te extrañé... pero, ¿sabes quién fue el que encontró tu ubicación?

—¿Quién?

—Adrik.

—¿Desde cuándo tienes esos dotes, hermano?

—No tengo ningún dote, Ale. Solamente le di lastima al hombre que me iba a robar.

—No entendí nada, luego me cuentas el story time —abro los ojos como platos—. ¡Mi teléfono! ¿Qué ha pasado estos días?

—Nada interesante, solo que Jude acosa a Aegan —finjo sorpresa.

—Ahora que lo recuerdo, hoy me llegó un mensaje sospechoso con algo de ir a la cafetería o contarían mi secreto... —todos nos quedamos en silencio—. Así que vamos para allá.

—Yo me voy para la casa —dice Aleix—. Ah, y debo decirte algo, Alessandra —sonríe con orgullo—. No soy gay, soy bisexual.

—Pues... ¿felicidades?

Estoy feliz por él, pero realmente no sé como reaccionar. Todo pasó muy rápido. Me secuestran y al salir me bombardean con información la cual no acabo de comprender.

—Con Owen también iremos a la casa —informa Adrik—. Ale, ¿vienes?

—No... Quiero ir a ver que sucede, creo que va a ser bueno.

—Está bien, pero no te separes de mí —ordena Aegan estacionando el auto.

Todos bajamos, los chicos fueron a casa y nosotros nos adentramos en los pasillos. Tomamos asiento en una de las mesas y sentía varias miradas posadas en mí, pero todas se fueron al ver a Jude parándose sobre una mesa.

—¡¡¡Atención!!!

Al instante, todas las miradas se fijaron en ella y el comedor entero se sumió en un silencio expectante. Aegan se quedó inmóvil con los ojos grises bien abiertos. Entonces, sin vergüenza, mirándolo solo a él, habló ante todos:

—Sé que nada de lo que he hecho ha funcionado, y lo entiendo. Desde un principio ha parecido que los dos nos odiamos. Incluso crees que he hecho cosas para perjudicarte, pero eso no es cierto. La verdad es que me gustas, Aegan Cash, muchísimo. Estoy loca por ti hasta el punto de que no me da vergüenza admitirlo delante de todos de esta forma tan ridícula y tan cliché. Juro que lo que más quiero en este momento es volver a ser tu novia. Volver a ser tuya.

Me limito a soltar una carcajada para acabar con el silencio sepulcral que había en la sala. Los cientos de ojos que pestañeaban de asombro se deslizaron hacia él. Su figura inmóvil pareció congelada.

De pronto, todo su rostro se tensó de ira. De una ira intimidante. Y debí habérmelo esperado porque una vez ella lo rechazó en el comedor, ¿no? Pues él hizo lo mismo.

—No —pronunció con fuerza. De hecho, dio un paso adelante y no intentó ser caballeroso o cuidadoso, simplemente explotó—: Estoy harto de tus «sorpresas». Todas son ridículas. Tú te ves ridícula. No quiero ser tu novio, no quiero que te acerques a mí, no quiero oírte, porque no estás ni jamás estarás a mi altura. Eres vacía, mentirosa, y me hiciste creer que yo te gustaba. Jugaste con mis sentimientos solo para luego engañarme con mi propio hermano, quien estoy seguro no tiene la culpa de haber caído en tus trucos sucios. Así que una cosa más como esta y voy a pedir una orden de alejamiento contra ti. Aléjate ya. No necesito esto de nadie.

Cada palabra resonó en el comedor y tal vez en los pasillos cercanos. Creo que varios incluso grabaron el momento con su móvil. Entonces, tomo mi mano y nos fuimos del lugar.

¡¿De qué me perdí?! 

La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora