Esta semana me la pasé metida en el apartamento.
Teníamos tantos trabajos, exposiciones, exámenes sorpresa y proyectos que ninguno de nosotros levantaba la cabeza de los libros, porque los Cash podían ser idiotas, pero tenían un promedio académico excelente.
Hoy tenía clase de literatura y lo que menos tenía ganas era de ir, pero Aegan me pegaría una regañada magistral si faltaba. Por lo que tomé mi mochila, y me fui sin importarme la ropa que tenía puesta.
Tomé asiento al lado de mi compañero, y rato después vi entrar a Adrik.
Llegó como siempre llegaba Adrik a un sitio: serio, algo apático y silencioso. Su cabello apuntaba en todas las direcciones en un perfecto desorden. Era como si se acabara de levantar de un largo sueño o como si de verdad todo le importara tres hectáreas de mierda.
Somos literalmente iguales.
Él se sentó, colocó los antebrazos sobre la mesa y se quedó inmóvil mirando la nada con una expresión de «no me hables nunca».
Pero Jude no parecía comprender el concepto.
—Adrik —dijo, mirándolo con extrañeza. No se movió. Parecía que ni siquiera respiraba—. ¿Adrik? —preguntó de nuevo, pero nada, era como una estatua, como un maniquí—. ¡¿Adrik?! —insistió con fuerza.
Al fin reaccionó. Inspiró hondo con fastidio y giró la cabeza. Apoyó la barbilla en su mano y me observó con esos ojos plomizos, perezosos.
—Parece que es mentira eso de que si no te mueves no se te ve —suspiró, resignado.
Fruncí el ceño y reprimí una carcajada.
—¿Qué? ¿Qué rayos estabas haciendo? ¿Pensabas que no te hablaría si me ignorabas? —Sacudió la cabeza, todavía sorprendida por su estupidez—. ¡Esa técnica se aplicaba para los dinosaurios!
—Explícame la diferencia entre tú y un dinosaurio —respondió, indiferente y odioso. Ella se quedó boquiabierta y no respondió—. Exacto, no la hay —agregó ante el silencio.
—¿En qué demonios me parezco yo a un dinosaurio, según tú? —se quejó.
—Ambos son irritables y agresivos, para empezar.
—No quiero oír el resto de las similitudes, que seguro son bastante buenas —resopló. Dudó un momento, pero luego lo dijo—: ¿Te acuerdas que pasamos la noche de la fiesta en la casita del árbol?
—Sí —afirmó.
Se giró con rapidez para mirarlo. No lo había negado.
—¿Y...? —Esperaba que dijera algo sobre las estupideces que habíamos hecho.
—¿Y qué? ¿Debo acordarme de algo en específico? —preguntó.
El modo en que lo dijo se interpretaba como un: «Esa noche no sucedió nada relevante».
—No —se limitó a decir.
—Deja de ser tan metiche —me regaña mi compañero.
—Calla, Logan.
—Lander, mi nombre es Lander.
—Ya, Lautaro.
Él suspiró cansado y la maestra llegó.
—Así que lo que harán hoy será esto —decía la profesora, ya casi terminando la hora—. Escogerán un libro según el género acordado en la clase anterior. Se reunirán con su compañero y cada uno leerá en voz alta tres páginas al otro. Quiero que lo graben en vídeo y me lo entreguen mañana en la segunda parte. No la próxima clase, sino mañana mismo. Estaré en la biblioteca.
El timbre sonó y todos comenzaron a dejar el aula. Yo empecé a guardar mis cosas en la mochila. Adrik cogió la suya, se levantó y lo dijo claro, seco y sin derecho a protesta:
—Estaré a las tres en tu apartamento.
—¿Podemos vernos en tu apartamento?
—Lo veo imposible, acaso que quieras morir —advierto.
—¿En el mío?
—No, eso sería la muerte para mí. Mejor nos vemos en la cafetería.
—¿No habrá mucho ruido para grabar?
—Tienes razón, mejor en la sala de informática. ¿Quieres?
—Me parece...
—Genial, nos vemos ahí a las tres. Adiós, Lander.
—Lo dijo... dijo bien mi nombre... —murmuro emocionado y yo solté una risa para luego salir del salón junto a mi mellizo.
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La melliza de Adrik Cash
FanfictionAlessandra Cash es la melliza de adrik Cash, ¿cómo reaccionara ante la llegada de Jude? ¿Qué opinara sobre los sentimientos de sus hermanos hacia ella? ¿Es igual que sus hermanos? Lee esta historia para saber como es su vida.