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Cherry estaba en su cama dando vueltas, sostenía un reloj de bolsillo en su mano bajo la almohada mientras la chica soltaba algunos quejidos dormida. El reloj comenzó a dar vueltas en sentido contrario, haciendo que todo el entorno cambiara.
La pelirroja se encontraba en lo que al parecer era una junta, habían varias personas y como el presidente de la mesa estaba un tipo con traje, pero este tenía una cabeza de pecera, era un pez el que dirigía la junta y lo hacía a la perfección. La chica no podía moverse de su lugar, como si estuviera pegada a la silla. Intentaba soltarse de aquel asiento que no se percató que a unas cuantas personas suyas una especie de masacre había comenzado, haste que los gritos se escucharon y la pelirroja sintió unos chorros de sangre caer en su rostro. Esto la hizo voltear, para encontrarse con Cinco, un Cinco totalmente diferente al que con convivió, este tenía una mirada realmente maniática, tomaba un hacha que usaba para degollar a cada persona de la sala con total naturaleza, sin temblar, pero lo que había llamado la atención de la chica fue como el azabache se movía de un lugar a otro con una especie de portales que aparecían y desaparecían igual que él.
La chica logró despegarse de la silla, ocultandóse debajo de la mesa pero sin dejar de ver la masacre.

-Creo que los setenta me están dejando secuelas. -Murmura la pelirroja mientras tomaba su cabeza con una de sus manos.-

La chica se azomó al notar que ya no habían más gritos, pensando que ya se había acabado, pero no fue así. Cinco estaba sobre la mesa viendo a una mujer antes de levantar el hacha para poder terminar de matar a la tipa.
El tipo con cabeza de pecera aprovechó eso para salir corriendo, con la pelirroja detrás de él. El pez solo miraba hacía atrás al igual que Cherry, sin darse cuenta que Cinco ya estaba frente a ellos con una especie de madera entre sus manos, esperando al tipo que tenía cabeza de pez.

-Por favor no me hagas nada. -Implora la pelirroja que había tropezado y había terminado apoyada sobre sus rodillas y palmas, viendo directamente al suelo.-

Al parecer el azabache no notó su presencia, pues este solo se dedicó a romper la cabeza de pecera de aquel pez en el cuerpo de humano. Mojando totalmente a la pelirroja que seguía hincada a un lado, y esta cerrando los ojos al sentir pequeños vidrios pegar con la falda de su vestido blanco.
Su respiración era agitada y desnivelada, pero en un segundo esta se atascó en su pecho cuando sintió como Cinco se posicionaba frente a su cuerpo de rodillas en el suelo. Sus ojos se cerraron con fuerza mientras la chica trataba de convencerse a sí misma que era un mal sueño y nada más. Pero este se sintió tan real, cuando el chicó tomó la barbilla de Cherry y la alzó para que pudiera ver los ojos empañados de la pelirroja, esta trataba de no llorar para no verse como un cachorro asustado, pero ese Cinco podía oler su miedo y le gustaba, extrañamente le gustaba verla asustada después de que presenciara lo que había hecho en aquella junta.

-Tranquila, no te haré daño. Eres muy linda para morir. -Dice el azabache con una sonrisa cínica.-

Cuando el chico soltó su barbilla, la pelirroja volvió a cerrar sus ojos con furrza y abrirlos para ver el techo de la habitación del hotel. Su respiración estaba agitada y una delgada capa de sudor se notaba en su frente a pesar de que la habitación estuviera helada y fresca.
Su vista fue al reloj, eran las 10:41 am, temprano para ella, pero no podía darse el lujo de levantarse hasta las dos de la tarde, pues a esa hora había quedado de verse con Cinco en el bar, y tenía que darse una ducha.

-Carajo, necesito unas diez terapias. -Dice para sí misma la chica mientras restregaba su cara con ambas manos.-

Con total pereza la pelirroja tomó una toalla limpia de la habitación y salió de esta para caminar al fondo del pasillo en donde se encontraba el baño. Asegurandóse de que no hubiera nadie, se adentró a una de las duchas para desvestirse y abrir el grifo, dejando que el agua tomara la temperatura tibia, sumergiendóse bajo la lluvia artificial, cerrando sus ojos y sintiendo sus músculos relajarse por completo, pero manteniendóse atenta al escuchar como alguien más entraba a la ducha que se encontraba al lado derecho de la de la chica.

Cherry || Five HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora