| Capítulo 2

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A la mañana siguiente me encontraba cerrando la última caja cuando sonó mi celular, era Dave, así que de inmediato le contesté.

— Hola hermano, ¿cómo estás?— saludé mientras me sentaba en la cama.

— Muy bien, ¿y tú?

— Bien, aquí ya preparando todo para mandarlo por paquetería a mi casa.

— Al fin terminamos la carrera. — Suspiró a través del teléfono. — Por cierto, ¿te gustó tu regalo de graduación?

— ¿Cuál regalo?— Exclamó volteando a todos lados a ver si había algo que no fuera mío.

— El de anoche... La chica. — respondió volviendo a reírse.

— Ah, ¿con que tú fuiste el que le dio mi teléfono? Claro, no podría haber sido alguien más. Ah y por supuesto que me gustó amigo, la chica era un bombón.

— Bienvenido al club.

— ¿Club? ¿De qué rayos estás hablando?— dije desconcertado y su respuesta fue una carcajada que no supe como tomar.

— Resulta mi amigo que hace cinco meses fui invitado a pertenecer a un exclusivo y secreto club de sexo, de gente de nuestro nivel social y... ¡Uff! Es la gloria, así que conociendo tu historial de la universidad, eres el candidato perfecto para pertenecer a él. — Explicó Dave.

— Pero, ¿cómo te atreves a meterme sin consultarme primero?

— Oh, Vamos Bright, no te vas a hacer el santurrón conmigo que te conozco bien, ¿a poco no disfrutaste la experiencia de anoche? Tú mismo dijiste que la chica era un bombón, así que no te hagas el ofendido.

— Es que tan siquiera me hubieras avisado bro, ahora comprendo varias cosas, ¿Qué es eso de las reglas?

— Ah, es que el club se rige por tres rigurosas reglas que no hay que romper por nada del mundo, tú sabes se trata de mantener esto en secreto, no tienes idea de quienes pertenecen a él, por eso te digo que es la gloria, a muchos no les conviene que salga a luz pública. Las reglas son simples; Uno: No nombres. Dos: No preguntas personales. Tres: No lazos afectivos. Así que, como verás, se trata única y exclusivamente de gozar de buen sexo sin ningún tipo de compromisos, así como nos gusta a ti y a mí.

— Sexo entre desconocidos, ¿ah?

— Así es mi amigo, de lo más excitante, aunque puede que te encuentres con alguna persona famosa, pero tú pretende que no la conoces, ese es el juego. Yo tengo mi regla personal, no más de tres revolcones con la misma persona, eso crea lazos y sería romper con una de las reglas. Te vas a divertir, ya lo verás.

— ¿Y a ti quién te invitó?

— Un amigo. Por cierto, casi lo olvido, existe una cuarta regla: No repartir los teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te digo que es exclusivo, puedes pedir más teléfonos o proporcionar otros, como yo lo hice en tu caso, pero siempre y cuando sea gente de nuestro nivel social y que sea sumamente discreta.

— ¿Y si no quiero pertenecer?

— Ay por favor, Bright. En primera, ya estás dentro. En segunda, sé muy bien que no podrás resistirte, así que recuerda muy bien las reglas y si por algún motivo te encuentras en la calle con alguna de las personas, recuerda, tú no las conoces y olvida volver a citarlas, la cosa es que no se sepa nada de la vida personal.

— Pues hoy me regreso a Seattle.

— Por eso no hay problema, en un momento te mando el teléfono de una preciosa chica que vive allá. El club es nacional, así que donde quiera que te encuentres podrás conseguir a alguien. Diviértete, hermano, como lo hemos hecho.

— Bueno bro, pues te dejo, ya vinieron a recoger mis cosas.

— Dale, seguimos en contacto, nos vemos.

Nota de adapta-autora:

¡Hola, bamboos!

Capítulo corto, pero explica mucho de como Bright inició en esto. Esperen el próximo.

— lilybws.

Libre hasta que tú apareciste en mi vida | BrightWin | Adaptación ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora