Capítulo 30

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Al volver a casa decidí tomar en cuenta el consejo de Edward así que lo primero que hice fue cenar junto con mi familia tras haberme puesto ropa más cómoda. Cuando terminamos ayude rápidamente a lavar los platos que ocupamos para después ir a mi cuarto con la intención de dormir y recuperar energías para lo que fuera a suceder mañana.

Debido al cansancio no tarde mucho en quedarme dormido, desafortunadamente mis sueños no planeaban cooperar conmigo. Me encontraba refugiado en la parte alta de un edificio mientras observaba el panorama completamente destrozado y desolado, contando esta ocasión ya eran dos veces en un mismo día que observaba a través de los ojos de este cazador que entre más veía más me preguntaba quién era, intentaba mover mi cuerpo, pero como en la demás ocasiones no podía hacerlo así que me resigne a solo quedarme como espectador.

-Veamos que tienes para enseñarme esta vez- pensé

La lluvia se había detenido por lo que me retire la capucha de mi abrigo desgastado para poder ventilar un poco mi cabeza. A pesar de no poder verme la cara podía sentir la longitud de mi cabello gracias al viento que llegaba por la ventana rota que tenía enfrente, gracias a la ventana pude darme cuenta de que ya no estaba lloviendo, sin embargo, el cielo seguía nublado, por lo que me puse nuevamente la capucha antes de saltar por la misma ventana por la que había estado observando el panorama anteriormente.

En cuanto caí empecé correr en dirección contraria debido al ruido que provoque al momento de caer. Para mi mala suerte no fui lo suficientemente rápido ya que a medio camino me topé con un par de devoradores de sangre, que al verme se abalanzaron contra mí, para desgracia de ambos no alcanzaron a acercarse del todo ya que cuando estuvieron a la distancia correcta ocupe mi psicoquinesis para aplastarlos con dos escombros que se encontraban a mis costados, el sonido de los devoradores de sangre siendo aplastados solo llamo la atención de más demonios que se encontraban en la zona así que me acerque al edificio más cercano para poder esconderme y rezar porque no me encontraran.

Estando tras una columna dentro del edificio pude ver como llegaban más devoradores de sangre junto con un par de demonios de elite, que al ver los cadáveres comenzaron a inspeccionar la zona debido a que por la causa de muerte era muy obvio que había sido yo.

Un demonio de elite había entrado al edificio en el que me encontraba, por lo que active las falcatas de los lamentos preparado para atacarlo cuando estuviera cerca, sin embargo, no llego ese momento gracias a un llanto que se escuchaba no muy lejos de donde estábamos. Al instante el demonio de elite salió del edificio antes de ordenarle a los devoradores de sangre que buscaran el origen del llanto y que si lo encontraban podían hacer lo que quisieran con lo que fuera que lo estuviera generando.

En el momento en que todos los demonios se fueron salí de mis escondite dispuesto a dar media vuelta e irme por mi camino. Aun tras haberme alejado un poco podía seguir escuchando los llantos a la distancia, no entendía porque estaba caminando en dirección contraria a los llantos si claramente por el tono agudo indicaba que provenía de un niño pequeño, mismo niño que sería asesinado si no hacía algo, pero al parecer a este cazador no le importaba en lo más mínimo ya que seguía caminando en dirección contraria, al menos eso fue hasta que comencé a tener un dolor de cabeza que hizo que tuviera un recuerdo en el cual estaba arrullando a un bebe mientras este lloraba, aun sin ver mis ojos en el recuerdo sentía que la mirada que le estaba dedicando al bebe era una mirada cargada de afecto y cariño.

Cuando el dolor de cabeza seso y volví a la realidad di media vuelta para comenzar a correr en dirección al origen del llanto, como sabía que corriendo no lograría llegar a tiempo por la ventaja que ya me sacaban los devoradores de sangre decidí usar los tentáculos del abismo para impulsarme hacia arriba. Una vez estando a la altura correcta empecé a balancearme para poder llegar más rápido, tras haberme columpiado logre divisar desde las alturas a una niña pequeña llorando mientras era rodeado por devoradores de sangre. Me deje caer tras haber guardado los tentáculos del abismo al mismo tiempo que sacaba las falcatas de los lamentos antes de juntarlas desde los extremos de abajo para formar la lanza de doble filo.

Humanidad demoniaca (primer presagio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora