Capítulo 4. Mori, el demonio del bosque

132 16 5
                                    

Este sitio estaba rodeado de árboles y era imposible llegar hasta el resto del grupo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Este sitio estaba rodeado de árboles y era imposible llegar hasta el resto del grupo. Solo esperaba que se encontraran bien. Akaza no hizo ningún movimiento extraño desde que está conmigo. Más bien me vigilaba la espalda, en caso de que sucediera algún imprevisto. Yo me estaba preguntando si aún conservaba esos poderes, cuando estaba en el mundo de One Piece. Bueno, ellos me han dicho que acabé con uno de ellos con un simple puñetazo. La espada Nichirin no servía. ¿Por qué?

No perdía de vista a mi alrededor. Los árboles están vivos y tienen la voluntad de moverse cuando les plazca. No debo estar nerviosa. Solo debo centrarme en mi objetivo: buscar a los chicos. Esperaba que Sanemi no intentase matar a algún demonio. Él los odiaba, como cualquier cazador.

Yo iba a dar un paso al frente, sin embargo, me detuve por el simple hecho de que mi entorno se volvió un poco pesado. Creo que no fui la única en darse cuenta de ello. Miré de reojo a Akaza estar tenso. No era un demonio que se pusiera en esa situación a no ser que sea crítica. No paraba de mover su nariz, como si estuviera oliendo algo. Un momento, yo también percibo algo. No soy como Tanjiro, pero es un olor notable para cualquier ser humano.

El olor venía de arriba. Mi grave error fue alzar la cabeza y ver unos cuantos cadáveres suspendidos en el aire, siendo sujetados por las ramas de los árboles. Humanos de todo tipo. Hombres, mujeres y niños. Dios mío, me dan ganas de vomitar. No. No aguanté. Tuve que soltarlo todo. Esto es sumamente asqueroso.

—Dios… —solté, teniendo el estómago revuelto.

—No solamente hay humanos. —Esa noticia me alarmó demasiado.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Hay tres demonios —susurró—. Y estos están peor que el resto.

¿Cómo? Me guíe por la mirada de Akaza. Estos estaban sujetados en el tronco grueso de un árbol con las tripas sacadas y como si arrancaran su corazón. Sus aspectos no eran humanos, sino de demonios. Un momento, ¿me estás diciendo que ellos…?

—Ya no están vivos —dijo Akaza. Por un momento sentí que estaba temblando—. ¿Cuál es esta sensación que noto? Solo tiemblo en presencia de Muzan-sama. Esto… Esto va más allá.

—Creo que esos Antiguos no solo comen carne humana sino también demonios —especulé.

—¡¿Cómo puede ser que ese degenerado se atreva a…?!

—Escucha, no tengo bien claro el motivo. Tal vez porque los demonios tienen nutrientes suficientes para hacerlos más fuertes, pero son especulaciones mías. Ahora sabemos que ustedes también sois presas fáciles.

Akaza gruñó no muy contento sobre esa noticia. Ya, ni a mí tampoco. Esto me deja claro que los demonios no son inmortales delante de los Antiguos. Esto no lo sabe el resto y no había ninguna manera de poder comunicarlo. Ahora mi prioridad es salir de aquí cuanto antes. Al dar un paso no reaccioné, salvo Akaza porque unas raíces emergieron de la tierra a punto de cogerme. ¡Joder!

El final de una era (One Piece x Princess Laura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora