Capítulo 12. Cerda en celo

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Aquel jabalí humanoide me dedicaba una sonrisa que pone los pelos de punta a cualquier persona y le estaban volando corazones alrededor de su cabeza

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Aquel jabalí humanoide me dedicaba una sonrisa que pone los pelos de punta a cualquier persona y le estaban volando corazones alrededor de su cabeza. No dudaba que fuese guapo, pero prefería mil veces ser acosada por Cracker o por Lucci, que un tipo aleatorio que no conozco para nada.

—¡¿Cómo casarte con ella?! —gruñó Cracker. Sus coletas chispeaban con más fuerza porque no le gustó aquella noticia—. ¡Tú no tienes derecho a coger su mano porque yo…!

Él no terminó la frase porque, de repente, su boca se cerró automáticamente. Cracker estaba haciendo sonidos de molestia hasta se tocaba con las manos intentando abrirla. Creo que esto es cosa de Golzy.

—Lo que quiere decir mi amigo es que es muy repentino que le pidas la mano a la cerdita —interfirió ella, aproximándose hacia nosotros.

—Mi naturaleza es así —dijo, realizando el típico sonido de un animal—. En realidad, los machos porcinos cuando ven a una mujer porcina tan hermosa como ella, es difícil resistirse.

—Uhm, interesante.

—Ya, pero yo no te conozco como para que me pidas matrimonio —aclaré, soltando su agarre con fuerza.

—¡A la hora de casarnos, nos conoceremos mucho mejor!

—¡Que no me casaré contigo, so desgraciado!

La rabia me consumió por un momento y golpeé mi frente con el suyo causando que se quedara k.o. instantáneamente. El resto de híbridos se quedaron asombrados ante mi fuerza. A lo mejor no están acostumbrados a ver mujeres salvajes como yo. Estaba echando humo por la nariz cual cerdo enfadado. Esto es una advertencia de que no me molestaran demasiado.

Di la vuelta aún con ese sentimiento de matar a alguien con mis propias manos y el resto me siguió. Escuché a Golzy proponiendo buscar un hospedaje donde dormir, mientras indaga la ubicación sobre el trozo de la Estrella Cobalto. Me parece buena idea, así podré despejar la mente y no encontrarme con ese idiota de nuevo.

A lo lejos vimos un motel y nos acercamos para ver la disponibilidad. Ahí hay un tipo con aspecto de ratón. Tiene pinta de que sea una rata callejera que le gusta incordiar a la gente. Sus ojos negros se centraron en nosotros y chasqueó la lengua.

—¿Qué quieren? —preguntó con mucha molestia.

—Nos preguntamos si tienen ocho habitaciones libres —dijo Golzy.

—Veamos… Sí, pero no pienso daros las habitaciones por gusto. Teneis que pagar cierta cantidad de dinero. Para ser exactos, quinientas mil monedas de oro.

¡¿Eh?! ¡¿De dónde demonios vamos a sacar esa cantidad de dinero?!

—¿Y no puedes hacer el gran favor de este murciélago calienturrona? —cuestionó Golzy de forma coqueta acercándose de forma peligrosa al hombre ratón. Sus dedos se movieron como si estuviera a punto de invocar magia—. ¿O vas a dejarnos las habitaciones gratis?

El final de una era (One Piece x Princess Laura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora