Wonho. Lo repitió mentalmente varias veces intentando acostumbrarse al sonido. Esta vez no fueron a la habitación del día anterior sino que el hombre lo guió hacia una sala exquisitamente decorada, como el resto de los espacios que había logrado ver en la casa. Ya desde el amplio pasillo se lograba ver las pesadas cortinas color humo que llegaban hasta el piso reluciente de mármol oscuro. Había dos grandes ventanales que bañaban de luz todo el lugar, dándole un aire idílico y calmo. HyungWon no podía dejar de asombrarse con la magnificencia de todo lo que lo rodeaba. Wonho, le indicó que tomara asiento, señalándole hacia la donde estaba la mesa y él obedeció automáticamente sin dejar de mirar y admirar todo a su paso. Tomó asiento, algo ansioso y expectante.
—Tu casa es muy hermosa —dijo pasando las manos por la superficie aterciopelada de su silla.
Wonho se dirigió hacia una puerta y regresó unos instantes después con una bandeja con fiambres, quesos y aceitunas. La puso sobre la mesa y caminó hasta una barra que había en un rincón de donde sacó una botella de vino y dos copas. HyungWon no sentía hambre, pero todo lo que había en la bandeja se veía increíble y despedía un olor delicioso y se le llenó la boca de saliva.
—Come —dijo el hombre con suavidad acercando apenas la bandeja hacia él con un dedo. —Aún no conozco bien tus gustos a fondo, así que puse un poco de todo —se inclinó hacia adelante y pinchó una aceituna rellena de almendras y se la llevó a la boca haciendo contacto visual con él.
Los labios generosos del hombre se cerraron sobre la aceituna y succionaron apenas para vaciarla del relleno. Y luego mordió mientras le guiñaba un ojo.
HyungWon no se había dado cuenta de que se había quedado mirándolo cuando el hombre le sonrió de costado y le pasó una aceituna, inclinando su cuerpo brevemente hacia adelante.
—Pruébalas. Están deliciosas.
HyungWon ya había abierto la boca y tarde se dio cuenta de que estaba cediendo ante el tono suave y sugerente del hombre que le sonreía seductoramente. Los ojos del hombre cayeron de inmediato a sus labios y se volvieron más oscuros. Una punzada de culpa se instaló en su cabeza y apartó los ojos, intentando no ruborizarse ante esa mirada intensa y caliente. Hubiera deseado tener un poco más de control sobre sus reacciones, pero el hombre era terriblemente atractivo y tenía un magnetismo animal que le dificultaba sobremanera el pensar con claridad. Haciendo un gesto desorientado, el hombre apartó la mirada y agarró la botella de vino para luego servir en las copas.
—Yo quería pedirte disculpas por haberte golpeado —dijo con sinceridad, para su sorpresa. El hombre aún tenía la mejilla colorada donde él lo había abofeteado.
—Luego hablaremos de eso —el hombre se recostó sobre el respaldo con las manos cruzadas sobre el regazo. Aún vestía la camisa blanca y el pantalón de vestir con el que había salido esa mañana. Tenía los botones superiores desprendidos y HyungWon pudo apreciar la piel blanca e impoluta. —Te pasaré a una habitación.
HyungWon levantó la mirada. —¿Una habitación?
El hombre asintió. —No querrás seguir durmiendo en un catre, ¿no es así?
Se apresuró a sacudir la cabeza.
—Wonho… —el hombre agarró su copa y tomó un sorbo sin dejar de mirarlo. —¿Por qué yo?
El hombre fijó la vista en el líquido de su copa y frunció los labios un momento.
—No lo sé. Sólo que desde que te vi aquella noche no he deseado nada más.
—¿Aquella noche? No entiendo…
El hombre le empujó un poco más la bandeja. —Ahora come, luego hablaremos. Quiero mostrarte tu habitación. Te gustará.
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#1+Greed #obsession
Teen Fiction'-Ay, Wonnie, Wonnie. Mi hermoso y malhumorado Wonnie. Ahí te equivocas. Sé absolutamente todo sobre tí. TODO...' La codicia es el deseo desordenado por poseer riquezas, bienes o simplemente posesiones. Es deseo obsesivo. Deslealtad. Traición delib...