2020. 𝙂𝙖𝙡𝙚𝙧𝙞𝙖 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙙𝙖𝙞, 𝙎𝙚𝙪𝙡
Hoseok estaba dando vueltas tratando de ganar tiempo. La exposición no había sido del todo de su agrado y había comprado algunos cuadros poco interesantes, pero que a sus clientes podrían gustarle. Ese era su trabajo después de todo y era uno de los mejores en su campo.
Un hombre de traje se acercó a él y le ofreció una copa que Hoseok aceptó con una sonrisa.
—Estoy muy agradecido que haya aceptado mi invitación, señor Shin. El que usted esté aquí ya le da un aire de distinción a la muestra.
Hoseok sonrió con amabilidad e inclinó la cabeza.
—He adquirido algunas obras, creo que puedo ubicarlas a un precio más alto de lo estipulado.
El hombre se sorprendió un poco y se deshizo en agradecimientos.
—No me agradezca, solo intento ayudar a mis clientes a, digamos, encontrar su rumbo dentro de lo que es este mundo del arte.
Hoseok sabía que lo importante en su trabajo eran las relaciones que forjaba. Si su cliente estaba dispuesto a pagar por su asesoría, él dedicaría su tiempo, su gusto refinado y experto y sus contactos para que su cliente no malgastara su dinero y pudiera alzarse con obras únicas de un gusto exquisito y de calidad. Él visitaba galería, concertaba citas, revisaba obra tras obra, negociaba los precios y estrechaba las manos correctas que le habían hecho cimentar una reputación intachable y bien valorada que ahora era solicitada por todo aquel que tuviera varios millones en sus cuentas bancarias.
Siguieron conversando sobre las diferentes colecciones cuando un murmullo los hizo desviar la atención hacia el tumulto de gente que acaba de entrar en la galería.
El hombre que estaba con Hoseok se disculpó y corrió hacia los recién llegados. Hoseok se quedó un rato mirando hacia la gente y pronto, cuando un flash se disparó, ya no pudo ver nada más. Ese hombre era una aparición maravillosa. Ninguna obra de arte de las muchas que vendía, se le comparaba al hermoso y grácil muchacho que era atacado sin piedad por los flashes.
Era una visión de ensueño. Él, que estaba acostumbrado a vender belleza, estaba sin palabras ante ese hombre hermoso. Alto, un poco más alto que él, delgado, con un aire sofisticado que lo hacía destacar sin esfuerzo. Un perfil aristócrata y altivo, sus ojos almendrados grandes y una boca de locura. Una belleza digna de ser admirada y venerada. Vestía una camisa rojo sangre, holgada y de seda que resbalaba por su cuerpo largo y parecía flotar a su alrededor. Se vio enterrando sus manos en esa cabellera frondosa y oscura como la noche. Era una preciosidad. Lo vio sonreír, casi forzadamente a las diferentes cámaras que intentaban capturar su belleza indescriptible. Quiso acercarse, tocarlo, que le sonriera...
Pronto el tumulto se dispersó y pudo observar un poco mejor al muchacho. Caminaba sin mostrar interés a nada, acompañado de un hombre bajito y de cabello color rosa chillón que parloteaba incesantemente sobre cosas que su compañero decidía ignorar olímpicamente.
Los siguió a cierta distancia, simulando prestarle atención a las obras. Cuando el hombre que había organizado la exposición volvió a su lado fingió tomar notas en una pequeña libreta que sacó del bolsillo interno de su saco.
—¿Problemas? —preguntó fingiendo desinterés.
—Es un dj que vino a hacer acto de presencia. Sabe cómo es esto. Estrellitas fugaces que intentan ganar más fans y reconocimiento.
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#1+Greed #obsession
Teen Fiction'-Ay, Wonnie, Wonnie. Mi hermoso y malhumorado Wonnie. Ahí te equivocas. Sé absolutamente todo sobre tí. TODO...' La codicia es el deseo desordenado por poseer riquezas, bienes o simplemente posesiones. Es deseo obsesivo. Deslealtad. Traición delib...