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Uno más para la semana ♥ ¡Disfruten!

TanFicticia


Lo primero que sentí al empezar a despertarme, fue el frío que me abrazaba. Escalofríos atravesaban mi columna y piel, lo único bueno de la baja temperatura era que calmaba el dolor latente en el costado de mi cabeza. Sentí como si respirara hielo, mi garganta seca y labios temblando entre sí. Antes de abrir los ojos, hubiera pensado que estaba encerrada en una heladera, hasta que pude parpadear y de a poco empezar a ver en la oscuridad que me rodeaba. No había ni una pequeña luz, mi vista se tuvo que adaptar aún más para encontrarme con las barras que me rodeaban, y cuando quise acercarme para guiarme, el dolor en mis brazos me detuvo.

Con mi cabeza todavía latiendo, tuve cuidado al hacerla hacia atrás, peleando por encontrar el causante de mi dolor. Lo primero que encontré fue un parpadeo de una pequeña luz en rojo, en el medio de unas esposas que eran familiares y que me encadenaban las muñecas. Ambas estaban acompañadas por un nudo en cada una, tan apretado que la sangre no llegaba a mis manos, y que colgaban parte de mi cuerpo hasta tenerme en la punta de mis pies.

Muchos nombres empezaron a venir a mi cabeza, preguntándome dónde estaban, qué había pasado, qué sería de ellos y cómo podría ayudarlos. Después empecé a razonar que yo estaba en problemas igual, o peores, de lo que ellos estarían. El golpe que me habían dado no me ayudaba a razonar, y recientemente habiendo recuperado la consciencia, todo parecía ser prioridad y preocupación.

En lo que terminaba de despertarme y comenzaba a entender en dónde estaba, todos los recuerdos de antes de desmayarme volvieron como un puñetazo atrás de otro. Los movimientos mecánicos, los ojos nublados, toda la ciudad buscándome, el Doc y Troy sacrificándose para darme tiempo de buscar a Morgan, mi hermana golpeada y yo viendo a la causante derribarme a mí. Sentí más frío rodearme, probablemente por la furia creciendo y tomando calor en mí, y sólo por la picazón en mis manos me obligué a relajarme.

Sin embargo, tironeé de mis muñecas con fuerza, tratando de liberarme de las sogas que me ataban. Las esposas parecían rígidas en mí, algo que me hizo ladear la cabeza al recordar la última vez que las había visto ser usadas; ¿cómo era que yo estaba despierta si estaban titilando en funcionamiento? ¿Serían los guantes que también seguían en mis manos? Sin lograr ni un mínimo cambio, al quedarme quieta con un gruñido, en el silencio de la prisión donde estaba, llegué a escuchar un barullo.

Alguien estaba ahí también.

—¿Hola? —llamé, cuidadosa de mi tono de voz. Susurrando o no, mi voz hizo eco en todo el piso—. ¡¿Alguien me escucha?! ¡¿Hola?!

Sólo me volvió a responder mi voz repitiendo lo mismo en un eco. Y un suave murmullo.

—¿Quién está ahí? —murmuré, notando cierta cercanía. Dije el primer nombre que se me ocurrió—. ¿Morgan?

No hubo respuesta concreta, sólo el sonido del barullo que continuó. Al agudizar mi audición, empecé a notar que eran más susurros sin forma más que sólo un barullo, y por el tono de voz, reconocí una tonalidad masculina. Me tomé unos segundos más para asegurarme.

—¿Doc? —pregunté, otros segundos más sin respuesta que me confirmaron que no era él, y tragué en seco antes de darme cuenta de quién podría ser—. ¿Troy...?

Un tipo de sonido extraño provino de la garganta de él, reaccionando a su nombre y tardando simples segundos antes de volver a sus murmullos. Lo llamé otras veces más, teniendo las mismas reacciones, y comenzando a preocuparme, unos pasos me hicieron detenerme.

NOVA STAR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora