Kate analizó la situación, no le importaba el hecho de invadir la privacidad de Vera a esos límites, después de todo se conocían más que lo que muchas familias dicen que se conocen. Algunas veces la familia te pone barreras en la comunicación que no se quieren romper para no fragmentar esos vínculos que la sangre nunca cambiará —¿Iván M? No me ha hablado de él nunca, lo más probable es que lo conoció hoy... ¡Claro! Debe ser su vecino... bueno, espero ex-vecino — se interrumpió en sus pensamientos para finalmente devolverle el celular con aquellos cambios que esperaba no sean corrompidos por el amor que evidentemente Vera seguiría sintiendo por mucho tiempo, en algún momento tendrían que verse y hablar, pero no hoy.
—Toma, y por favor sé fuerte —le dijo Kate al regresar el celular—, yo sé que tú eres la única que puede tomar esa decisión, pero piénsalo bien, no te confundas y ve la realidad, abre los ojos.
—Gracias Kate, no sé si podría cargar con todo esto yo sola, veces al cerrar los ojos solo puedo verlo a él ¿sabes? Veo el brillo de sus ojos y su sonrisa, como si dieras vuelta a un cassette y presenciaras todo de nuevo —guardó silencio por unos segundos, con una mirada perdida una respiración que se empezaba a acelerar—. De verdad creí que estaría con él para siempre siempre, aunque...muy en el fondo tampoco me sentía segura, a veces —empezó a temblarle el labio inferior y su voz se entre cortó un momento—, le tenía miedo.
Las lágrimas empezaron a surgir de nuevo, solo que esta vez eran más racionales, de aceptación y consuelo, ese tipo de lágrimas que uno sabe que son de las últimas que esperas liberar de todo ese huracán de emociones que por más que grites y llores, se mantiene latente, ese abismo de emociones que no puedes evitar por más que lo intentes, esa oscuridad a la que no quieres llegar por miedo a la soledad, ese momento donde no sabes si estás sanando o simplemente necesitas un abrazo: uno de verdad, el de la persona correcta, aquella persona que no sabes con exactitud quién es por pensar en todos los que te han fallado y te han herido alguna vez, esa persona que tal vez muchos no saben que en realidad es uno mismo. Vera se limpió las mejillas y los ojos con la manga de su suéter blanco.
—Ya no te hará daño, te lo prometo. Tampoco estarás sola porque me tienes a mí, debes llorar lo que se necesite y seguir adelante, él te seguirá buscando porque obvio no volverá a encontrar a nadie como tú, a nadie tan inteligente, tolerante y amable —le tomó la mano y continuó—, es por eso que no debes dejarte manipular por sus juegos, su palabras, sus mensajes o llamadas, si quiere verte y hablar, lo harán como es debido, deben terminar las cosas bien.
—Sí, lo terminaremos bien, como debe ser, sin vacíos.
—Así será, ahora necesitas algo que refresque —y le sonrió.
—¿Frappé?
—Eres lista —y pulsó el botón de batir a la licuadora.
Kate vertió el contenido en un par de vasos que ya tenía preparados para ello, les agregó crema batida y chocolate líquido así como en chispas para hacer de su bebida algo más especial, porque el sabor es importante, sin embargo no hay que olvidar la presentación.
—Aquí tienes —le dijo al ofrecerle su bebida—, por cierto, tienes un mensaje nuevo en messenger, no está en los chats normales, es de esos de personas que no tienes agregadas.
Vera recibió su frappé con entusiasmo, le encantaba como los preparaba, Kate no era gastrónoma, ni repostera o algo por el estilo, tampoco tenía cursos de coctelería, en lo absoluto, solo era una mujer que amaba el café y experimentar en la cocina.
—¿Ah sí? —dió un sorbo y le sonrió a Kate como muestra del placer que era el degustar lo que ella preparaba—, Ah, está delicioso.
—Claro que lo está, o sea, lo hice yo —y soltó una carcajada seguida de igualmente un sorbo a su bebida.
—¿Y quién es?
—No sé, no lo conozco, pero creo, tal vez pueda ser tu vecino de enfrente —al decir esto se arrepintió para sí misma esperando que Vera no lo considere como una posibilidad de regresar con José.
—¿En serio? ¿A ver? Fue muy amable ¿Puedes creer que nunca supe su nombre o habíamos hablado hasta hoy?
Sí lo creía, José además de todo lo que es también es un posesivo agresivo, dispuesto a golpear o amenazar por cosas estúpidas, innecesarias, Vera había perdido muchas amistades masculinas en su relación con él ya que no sólo él tenía esa reputación sino que le prohibía a su amiga relacionarse con otros hombres más allá de lo necesario para el trabajo.
Tomó el celular y abrió las solicitudes de mensajes.
—Ah claro, ya lo recuerdo, Iván.
Leyó el mensaje y sonrió —es lindo me hubiera gustado que me hablara estando allá, pero no pienso regresar.
—Bien dicho amiga, no regresarás, y puedes quedarte aquí el tiempo que necesites, hablaré con Daniel y entenderá, estoy segura.
—No, debo encontrar un departamento esta semana y seguir con mi vida, no puedes salvarme siempre, debo aprender a salvarme yo también.
La sonrisa de Kate aumentó —yo sé que puedes hacerlo sola, sólo mencioné que cuentas conmigo.
—Gracias, te quiero —y la abrazó.