El Familiar

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Las pequeñas partículas provenientes de las bolsitas aromáticas colgadas en el dosel caían imperceptiblemente, dándole a la atmósfera una sensación cálida de sueño gratificante.

Cuando se despertó, sintió que todo su cuerpo había sido aplastado por un árbol. Las náuseas no sólo no habían desaparecido, sino que se habían multiplicado. Si no fuera porque no había nada qué vomitar, había ensuciado la hermosa cama.

Al tratar de encontrar la puerta, unos ojos rojos obstruyeron su visión.

—Por fin despiertas... —rodó los ojos con desdén.

—Tú, mentiroso... dijiste que me llevarías con mi Qi ge...

Me mentiste.

Luo BingHe dejó caer las cortinas de sus pestañas. Ver el puchero en esa cara familiar era extraño. Esos ojos que lo miraban con desdén eran tan fríos, pero tan grandes que su desprecio llegaba a ser adorable.

Pellizcó las mejillas del chico con saña.

—Es increíble que el cuerpo nacido del hongo sea tan exacto ¿Así se veía cuando era pequeño? —murmuró suavemente para sí mismo.

—¡Deja de decir tanta mierda! ¿Qué quieres de mí? ¿quieres comerme?

Luo BingHe ladeó su vista. Una expresión afable se crispó entre sus cejas.

Como si sus ojos le dijeran que sí.

—¿Comerte? —se burló Luo BingHe, respirando pesadamente —No tendría sentido comerte, no me gusta la carne humana.

El pequeño Shen Jiu arqueó una ceja, su mente infantil perturbándose

Luo BingHe tanteó sus labios, pensando sobre qué decirle a esa cabeza astuta.

Repentinamente, tuvo una idea

—Soy amigo de tus padres, A-Jiu ¿Sabías que soy tu padrino?

—¿Amigo de mis padres? —La esquina de sus ojos crespiitaron con desdén. —No digas estupideces. Yo no tengo padres.

"Oh" Luo BingHe alzó sus cejas.

—No naciste del Rocío del Loto, ¿o sí? Todos tienen un progenitor.

La pequeña cabeza de Shen Jiu se ladeó, evitando su mirada inquisidora.

—Soy un esclavo. Obviamente no conozco a mis padres, sólo tengo a Qi Ge  ¿Ser rico te volvió estúpido?

"Un niño sin padres a una edad tan corta..." Luo BingHe pensó que era natural que el temperamento de su Shizun fuera tan malo al vivir sin un lugar seguro

La suerte de su Shizun, de alguna manera era muy similar a la suya.

A pesar de que su Shizun es astuto, aún seguía siendo un niño.

Un niño más sencillo de tratar que su futura versión adulta.

—No tienes que preocuparte por eso. Ahora estás conmigo, estás a salvo en mi palacio.

—¿A salvo? —Shen Jiu bufó —Un día más en este lugar, y esos niños mimados me terminarán de meter en una olla para dar de comer al perro.

Luo BingHe miró el rostro fruncido por la indignación y las heridas por el veneno. Se veía tan disgustado como cuando solía mirarlo en la cumbre Qing Jing.

—Hay algo que necesito que hagas —sonrió Luo BingHe
La cortina de sus pestañas tembló suavemente. Él siempre sintió admiración y respeto por la figura inmortal de su maestro, tan majestuoso y elegante como una deidad.

El pequeño villano escoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora