Shen Jiu busca un aliado.

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Y pasaron los meses.

Luo BingHe había mantenido su crecimiento estancado. Después de tres meses, su cuerpo había empezado a resentirse, dándole una apariencia fantasmal que pronto debería abandonar. Sin darse cuenta, había ajustado su apariencia al crecimiento de Shen Jiu.

Y por parte de Shen Jiu
Tantos días yendo secretamente a encontrarse con un lector no significaba que dejaría de lado su ambición. Aún cuando escuchaba al otro leer el manual de cultivo, seguía con la vista los caracteres para memorizarlos.

Hóng ChénShā no era realmente inteligente. Como su madre, era impulsivo, obsesivo e incluso irracional cuando se enojaba.

Tres veces a la semana, escuchaban la lección y la memorizaban antes de ponerla en práctica. Resultó que el niño con él aura impenetrable no era un mal profesor. Sin embargo, era distante e indiferente a los jóvenes maestros.

—¿Por qué nos ayudas? —preguntó Shen Jiu una vez que la lección se terminó.

Luo BingHe esperaba poder sacar un poco de información sobre las almas Po faltantes que, obviamente no estaba en condiciones de buscar.

Y, quizá, ver el estado de su Shizun.
No porque le preocupase, él estaba seguro que debía mantener vigilado el efecto del Té Del Olvido.

—No me gustaría que los hijos de JunShang terminaran sin un cadáver para sepultar. Sería muy indecoroso.

Los labios pálidos y el rostro casi muerto en vida le daban ciertos aires inmortales, como si ese pequeño rostro estuviera absorto del mundo mortal. Su ropa blanca y su piel de mármol generaban la ligera sensación de ver pasar a un alma en pena.
Shen Jiu observó todos esos detalles antes de sonreír como una serpiente venenosa

—Él te revivió, ¿verdad?

El rostro de Luo BingHe se giró para mirarlo, un estupor y horror se deslizaron por su mirada.

—No te hagas el tonto. Todos saben que las prácticas de esa bestia mañosa no suelen ser nada ortodoxas.

Shen Jiu se sentó en una silla de madera para mirarlo.

Luo BingHe sonrió con sadismo ante la idea de haber sido descubierto.
—¿Por qué piensas eso?

—¿Cómo no podrías saberlo? Tu abundante energía espiritual, creces más que los otros niños y tus heridas sanan más rápido. ¿Crees que soy igual de tonto que los hijos de esa bestia?

Ser llamado bestia, más de dos veces, tocó un nervio sensible de Luo BingHe. Sus pálidas mejillas se quemaron con furia.

Luo BingHe sabía que Shen Jiu era de todo menos un iluso. Tarde o temprano se daría cuenta de que había algo extraño en él.

Pero el joven chico resueltamente se abanicó con un pergamino. Sin interés en profundizar la conversación.

—¿No quieres saber quien soy? Has estado estudiando con un desconocido por meses sin nisiquiera preguntar mi nombre

—¿De qué me sirve saber quien eres? Aún si tienes información importante sobre este cuerpo, sabes que sería ponerse una soga al cuello decirmelo. Y aunque quisieras decirmelo, no me importa. No hay nada que realmente me sirva a estas alturas.

Los ojos brillantes del otro joven se clavaron en el manual de cultivo.

Si había una forma de que este joven saliera del palacio, Luo BingHe estaba convencido de que sería el primero en ser informado.

Después de todo, las palabras de JunShang eran ley.

—¿No piensas que es extraño? —preguntó Shen Jiu desde su silla —Ya tiene al mundo de la cultivación a sus pies, su riqueza es grande y su armamento es fuerte. Pero sigue encaprichado en tenernos aquí, en el mundo mortal.

Shen Jiu dejó caer su cabeza hacia atrás. Miró el techo oscuro de la alta biblioteca privada. Su cabello había crecido y su estatura había aumentado, pero el joven maestro Sha seguía siendo pequeño, y no notaba nada extraño al estar alrededor de ellos.

—¿No estás harto de eso? Tener a sirvientes siguiéndote las malditas veinticuatro horas del día. Ser observado todo el tiempo y no poder salir de los terrenos de esa bestia, ¿Eso es vivir?

Luo BingHe dejó caer sus párpados, su sonrisa se profundizó.

—Muéstrame como prácticas con la espada.

Shen Jiu sintió que le partía un rayo. Era la primera vez que había gastado energías en tratar de tener un aliado. Ser rechazado una vez era suficiente para no volver a pensar una segunda.

Repentinamente, JungShan decretó que no se le negaría la visita al pueblo, siempre y cuando estuviera Ning Ying Ying presente. Al mismo tiempo que las clases particulares fueron interrumpidas, las de los instrumentos de siete cuerdas con Ning Ying Ying iniciaron.

Una semana después, JunShang abandonó el país.

Y, naturalmente, Shen Jiu no sería indiferente a esa nueva oportunidad.

Si no tenía un aliado dentro del palacio, tendría que buscarlos.

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Notas del autor
Casi que no publico nada hoy xD es muy corto, lo sé, y será recompensado en el futuro.

El pequeño villano escoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora