El pequeño villano escoria

El extraño Joven Maestro.

Era sólo que el precio para mantener a ese niño a su lado tal vez era demasiado alto.

Cuando Shen Jiu se despertó, no le sorprendió volver a encontrarse en la mansión demoníaca, lo que si lo aturdió, fue no ver a ese demonio mañoso en lo que restó del mes, ni del año.

Habían huecos en su memoria que le impedían recordar claramente lo que ocurrió después de huir en el carruaje.

¿Donde estaba Luo BingHe? ¿Qué había pasado con su misión de encontrar las almas Po de su Qi-Ge? ¿Era una especie de reprimenda por haber intentado escapar?
Lo frustraba tanto no saber, que maldijo a Luo BingHe todas las noches como si se tratara de un mantra para dormir.

Durante todo ese tiempo, ni siquiera Ning Ying Ying se había atrevido a visitarlo. El niño no parecía estar a gusto con su compañía. Incluso podría decirse que le asqueaba.

Pero Shen Jiu nunca supo explicarse el por qué.

Al mirar a Ning Ying Ying, no podía evitar recordar un extraño sentimiento de resignación y ausencia, muy similar a las escaleras con las que se había encontrado en el palacio demoníaco.

Desde entonces, sus horas de sueño habían empezado a acortarse.

Encerrado en la parte más apartada del palacio demoníaca, Luo BingHe cultivaba su caótica energía espiritual, su figura se había reducido. Miró con resentimiento el gran ventanal. Nadie tenía permitido adentrarse. Por supuesto, ¿cómo podría revelar que su señor había sido lastimado al negociar el té?

La señorita Meng Po no era alguien fácil de satisfacer.

Pero no iba a taimarse solo por lo desfavorable que había salido su plan, no en público por lo menos.

El sexto día de abril, Ning Ying Ying ofreció un manual de cultivo al menor, que para ese entonces, se veía como un joven de 12 años.

Ver lo altivo y arrogante que era su Shizun incluso a una edad tan joven sólo la hizo sentir escalofríos. Ya se podría ver como esas agudas y casi suaves facciones se transformaría en la del inmortal más hermoso que había conocido alguna vez en la cumbre Qing Jing.

—¿Qué es eso? —preguntó el niño sin tomarlo.

—Un manual de cultivo espiritual —ella le sonrió con toda la paz que pudo almacenar en ese momento. —JunShang me dio órdenes de integrarte a la secta del palacio Huan Hua.

Esa sensación desagradable y pestilente volvió a aparecer. Aún si Ning Ying Ying ignoraba la repugnancia que lo hacía sentir, Shen Jiu no pudo evitar retroceder un paso.

—¿Secta? —el menor rodó los ojos. —¿Te refieres a los millones de pequeños bastardos que esa bestia engendró a diestra y siniestra?

Ya le era insoportable existir en el mismo lugar que el joven maestro QingGe, quien lo despreciaba casi tanto como él despreciaba la sensación de la compañía de Ning Ying Ying. Estudiar en el mismo lugar sería buscar voluntariamente la muerte.

Un comentario sarcástico como ese solía traer satisfacción a su infeliz corazón, pero en lugar de eso, la palabra "bestia" continuó resonando en su mente. Sintiendo extrañado, declaró mentalmente que sería su nuevo apodo.

Ning Ying Ying apretó aún más el manual. No era como si no estuviera enterada de los abusos que cometía su Shizun cuando Luo BingHe estudiaba en Qing Jing. Y teniendo en cuenta todo el sacrificio que él tuvo que ofrecer para obtener el Té Del Olvido, sin duda no tenía buenas intenciones.

Estaba aterrada de que su acorazonada, y del daño que podría causarle al menor. Pero órdenes eran órdenes.

—¿Realmente es para mí? —Los ojos del niño se iluminaron brevemente, antes de volverse recelosos. —¿Por qué no me lo dio personalmente él?