╰┈➤ 𝗨𝗡𝗔 𝗝𝗢𝗩𝗘𝗡 𝗖𝗛𝗜𝗖𝗔 universitaria que no puede evitar bromear y luchar contra los malos para ganarse la vida.
Después de volver a casa luego de una pelea exhausta, pronto se encontró con una caja frente a su puerta y dentro había...
❝¿G...
Después de todo ese calvario con mis gatos y Jason. Además de tener una breve crisis mental al darme cuenta de que 22 personas ahora conocen mi secreto.
Durante los siguientes días, pensé mucho en lo que debería hacer para cuidar a 22 gatos, ahora humanos, en total.
Como se hicieron más grandes, acaban ocupando mucho espacio, por lo que dormir también se convirtió en un problema. Bueno, principalmente para los chicos, ya que dejaron que las chicas tomaran la habitación de mi papá, así que ahora todo lo que queda es el sofá en el que literalmente casi provocan una pelea si no fuera porque los amenacé con echarlos. Se conformaron con piedra, papel y tijera.
El ganador del juego fue Sanzu, ya que jugó un juego mental con ellos. Aunque eventualmente aceptan cambiar de acuerdo con los que duran más tiempo hasta los que se quedan cortos a la mitad o al principio.
La comida también es un problema. La buena noticia es que todavía pueden comer comida para gatos, no sé cómo funciona eso, pero aparentemente pueden hacerlo.
Incluso si todavía pueden comer comida para gatos, no cambia el hecho de que ahora son más grandes y, por lo tanto, tienen más apetito. Especialmente Mikey, quien ahora está tomando su nueva forma para convencerme de que le dé más comida.
Todos estos problemas vuelven al dinero. Dinero para comida, ropa, alquiler, etc. Quería que consiguieran un trabajo ya que ahora soy capaz de pagar toda esta mierda sola, pero finalmente cambié de opinión ya que todavía tienen orejas y cola, y no podemos tener eso en el trabajo.
Pensé en sacarlos algún tiempo después, estoy segura de que ya se aburrieron de estar confinados en este pequeño apartamento. Además, Rindou y Kisaki necesitaban anteojos.
Honestamente, lo extraño fue que me dijeron.
── ¡No te preocupes por eso _______-chin!~ ── Como Mikey, amigo, ¿cómo no debería preocuparme por el dinero?
Además de darle vueltas al dinero, tengo otro problema entre manos. Ellos son...
Ellos son...
Son... todos tan jodidamente bonitos. Sus caras bonitas no me ayudan a acostumbrarme a ellos y además, como estaba tan acostumbrada a que fueran gatos durante mucho tiempo, literalmente me sobresaltaría incluso si su forma de darse a conocer fuera inocente.
Así que sí...
De todos modos, volvamos al presente.
Me senté junto a mi escritorio mientras sigo trabajando en mis nuevos disparadores mientras escucho música a través de mis auriculares mientras movía ligeramente la cabeza al ritmo.
