Hasta La Muerte || Junior Wheeler & Tú. (Capítulos Muy Pronto)

Capítulo 26.

Salí de la escuela sin decirle a nadie, tomé mi mochila y me dirigí a casa de Junior, tal vez Bree podía ayudarme, con una pastilla o algo, porque realmente me sentía muy mal. Al llegar me paso a la sala y me hizo un té de manzanilla.

—Toma esto cariño, te ayudará—.

—Gracias Bree—.

—Por cierto, Junior llamó, dijo que los dejaron salir temprano, no tardara en llegar—.

—Si, lo esperó aquí—.

—Bien, debo hacer algo, ahorita te veo—.

—Por supuesto— me dio un beso en la frente.

Me quedé sentada en la sala, solo viendo a la nada tomando el té que me habían preparado, cuándo siento que alguien me abrazaba por detrás.

—Me preocupaste—.

—Lo siento, debía salir de la escuela—.

—Lo más importante es que tú estés bien—.

—Lo estoy, gracias por preguntar Jun—.

—Bueno, salimos temprano, ¿quieres hacer algo?—

—No, por ahora no—.

—Bueno, yo lo haré por ambos—.

Salto a mi lado en el sillón, tomó mi taza y la dejo en la mesa que se encontraba ahí, tomó mi rostro y unió nuestros labios, eran mi debilidad y él lo sabía. Bajo sus besos a mi cuello mientras recorría mi cuerpo con sus manos, estaba por meterlas debajo de mi blusa, cuando la voz de Bree llamándonos se hizo presente.

—¡Junior! ¡_____! Vengan aquí un minuto por favor—.

Reí ya que Jun se molestó, nos levantamos del sillón y nos dirigimos a la cocina tomados de la mano. Al llegar vi que tanto Bree como Logan estaban llorando, ¿acaso paso algo?

—Hola— nos saludo Bree—, vengan, sientense un segundo—.

Obedecimos a lo que nos pidieron, Junior me abrió la silla y me hizo sentarme.

—Mamá, ¿qué esta pasando?—

—¿Todo bien Bree?—

Bree sollozaba, y volteo a ver a Logan.

—Su madre está— vimos con atención a su padre—, su madre...disculpen—.

Logan salió de la cocina sin decir nada más, tenía muchas dudas en mi cabeza, no sabía que estaba pasando. Jun tomó asiento junto a mi y tomó mi mano.

—Lo siento cariño— sollozaba—, tengo algo que decirles y no hay forma sencilla de hacerlo—guardo silencio unos segundos—, estoy enferma—.

—¿Enferma?— cuestionamos al unísono.

—Oigan, no quiero que se angustien— tomo nuestras manos.

—¡Mamá!—

—¡Bree!—

—¿Qué está pasando?—

—Es...es cáncer hijos—.

No, esto debía ser una terrible pesadilla, ella no puede tener cáncer, necesitaba que alguien me despertara de esto, pero lamentablemente no era posible, esta era la estúpida realidad. Mis ojos se habían comenzado a cristalizar.

—Pero vas a estar bien, ¿verdad?—

—¿Estarás bien mamá?—

—Lo superaremos juntos Jun Jun, _____, no se preocupen...—.