He pasado mayor parte de mi vida enamorada de la soledad, no, no enamorada... Me han impuesto la soledad. Largas noches de vela imaginando qué habrá más allá de la ventana, o si valía la pena saltar de ella.
Amaba las historias en la pequeña TV, por...
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Soy un hombre solo
Tan solo un hombre solo
Necesitando ayuda.
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Al green - Back up Train
En la oscuridad de la noche los sonidos de las aves incluso eran aterradoras. Había una brisa fresca que golpeaba mi rostro hasta el punto de sentirlo tieso y algo doloroso. Se sentía reseco, inamovible.
Los arbustos se movían creando más ruido y mi mente deseaba imaginar que era el viento, que solo era eso, y las palabras del demonio vestido de salvador me atacan, logrando que los latidos de mi corazón se disparen.
¨allá fuera hay cosas más peligrosas que yo¨ y le creía, pero ahora decidía ignorarlo. Por mi salud mental, porque mis pies no daban más para acelerar mi paso.
Mi corazón latía a mil por hora, los rayos de sol ya comenzaron a aparecer a través de los árboles, me cuestionaba una y otra vez si alguien me atraparía, caí más de una vez, mis labios estaban resecos al igual que mi garganta, deseaba toser, pero solo pensar en la acción dolía. Mis pies ardían y mi cabeza martilleaba escuchando el constante.
''rápido''
''Más rápido''
De mis pensamientos, sería fácil pensar que no estamos huyendo, estoy; me recuerdo, pero tratando de alcanzar algo...o alguien.
- ¿Francia? – Exclamo viendo el letrero que me daba la bienvenida a la ciudad más viñera de Francia. - ¿Cómo mierda?
A mi alrededor las casitas francesas se alzaban frente a la luz naranja del amanecer, había caminado por horas, mis pies dolían y mi garganta se sentía increíblemente seca. No existía suficiente saliva para hidratarla. Aunque había caminado tanto sabía que no estaba tan lejos del maniaco ese y tampoco muy segura.
Debía volver a América, pero ¿Qué tan lejos podría llegar con una bata de hospital cubierta de sangre y sin dinero?
Parada frente al letrero percibo el exacto momento en que mi mente me abandona y la poca fuerza que me mantenía en pie se desvanece. Mis ojos viajan a la parte trasera de mi cabeza y mi cuerpo comienza su caída libre, siendo lo último captado por mi oído: Dieu.
