He pasado mayor parte de mi vida enamorada de la soledad, no, no enamorada... Me han impuesto la soledad. Largas noches de vela imaginando qué habrá más allá de la ventana, o si valía la pena saltar de ella.
Amaba las historias en la pequeña TV, por...
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La vida a veces da, a veces quita
Se vuelve infinita, como la oscuridad
A ti te dio la oportunidad
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Mon laferte – Pa' dónde se fue
Nosotros, nosotros éramos esa imagen perfecta.
Sus suaves labios danzaban lentos y suaves sobre los míos, era un toque delicado, pero a la vez tan arrasador, que sentí mis piernas flaquear, mi respiración cortarse y mis latidos comenzar una cuenta regresiva para detenerse, todo en unos segundos, miles de hormigas viajando en mi interior en una milésima de segundo, que permaneció en mis labios entreabiertos aún cuando se separó.
- Sumido en la oscuridad de la noche, solo puedo ver el sol cuando estoy a tu lado. -Su voz acaricia mis labios, y su nariz tocaba la mía delicadamente con ligeros movimientos de cabeza - Sentí que no era capaz de escapar de la oscuridad solo y me di cuenta de que no era necesario, no era necesario escapar de la oscuridad cuando tú me entregaste los rayos de sol más hermosos, mi Komorebi. – Trago saliva abriendo mis ojos finalmente.
''Se supone que ahora respondes, mensa''.
- Yo – Lo miro asombrada y sus labios cortan mis palabras.
- No tienes que decir nada, pequeña garrapata – Murmura, en el tono más delicado que he escuchado en él nunca – Es suficiente para mi ser capaz de decirlo, tú no debes – Y esta vez soy yo quien lo interrumpe. Acaricio sus labios con los míos, cortándolo rápidamente, conectando mis ojos con los suyos igual, tratando de transmitir las palabras que no sabía decir.
- No sé si es amor – me sincero finalmente, cerrando mis ojos – no sé lo que esto sea, pero la seguridad y calma que siente mi corazón a tu lado podría ser la señal que buscaba, no es una cala eterna, en intrínseca, es extraña – pauso frunciendo mi ceño, no sabiendo realmente ni lo que estoy diciendo, suelto un quejido por lo bajo – Esto es muy difícil – Envuelvo mis brazos a su alrededor escondiendo mi rostro en su pecho, sintiéndolo reverberar bajo mí – No te rías, si te sigues riendo no te diré que te amo – Finjo estar enojada aun sabiendo las palabras que había soltado y el peso que estas conllevaban.
