Horacio y Viktor Volkov

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Realmente la visita de aquel chico de cabellera platinada y carácter serio no te pillaba de nuevas, como cada 15 el chico te iba a visitar, te dejaba tus flores preferidas y se sentaba a contarte qué cosas habían pasado desde la última vez que había estado sentado en aquel césped, tú simplemente te sentabas a su lado, le sonreías dulcemente y escuchabas cada una de las palabras que aquel ruso soltaba.

Y como de costumbre aquel día hizo lo mismo que siempre pero cambiando una sola cosa, algo tan ínfimo pero qué te pareció tan bonito que ni se te ocurría cabrearte con tu mejor amigo, pues este 15 no había venido solo como de costumbre, esta vez un chico de tez cálida y cresta blanca lo acompañaba, una sonrisa se asomo en tus labios al reconocer aquel cadete, aquel chico que soñaba a lo grande y el cual sabías que llegaría lejos, cosa que así pasó. 

Asi que simplemente observaste como aquellos dos chicos se acercaron a tu tumba, con cuidado Volkov sacó un pañuelo de papel y limpio unas pequeñas manchas que la lluvia del día anterior había dejado en tu lápida.

-  Así está mejor. Dijo el ruso mientras hacía una bola de papel con el pañuelo

-  Gracias Viktor. Dijiste mirándolo

El silencio se hizo un momento en aquel lugar, ambos chicos miraban aquella lápida en la cual su compañera y amiga descansaba desde que The Union la mato, Horacio se acerco un poco mas y se agacho quedando a la altura perfecta para ver aquel nombre grabado en la piedra, lentamente pasó sus dedos por las letras de tu nombre con una sonrisa melancólica y unas cuantas lágrimas en los ojos, se aclaró la voz para luego susurrar una cosa.

-  Hola comisaria Becker, siento haber tardado tanto en volver a visitarla.

-  No pasa nada Horacio. Dijiste mientras te ponías de cuclillas a su lado y dejabas tu mano en su hombro. - Se que has estado ocupado ( Dijiste mientras mirabas a Viktor), él me lo ha contado.

-  Comisaria he conseguido ascender, si me viera estaría orgullosa de mi. Dijo mientras algunas lágrimas se resbalaban por sus mejillas

-  Ella seguro que está orgullosa de ti H, siempre lo estuvo, eras y serás su favorito.

Tu sonreíste ante aquella respuesta que el ruso había dado pues era totalmente cierta, tu ya estabas orgullosa de aquel chico de cresta roja y ahora tras escuchar cada una de las cosas que había vivido y todo lo que había conseguido él solo estabas más orgullosa todavía del chico de cresta blanca, volviste a mirarlo y poco a poco te acercaste a el, apoyaste tu frente en su hombro para después pasar tus brazos alrededor suya , conforme lo hiciste Horacio paro de llorar pues de repente se sintió arropado como si alguien lo abrazara, una pequeña sonrisa apareció en sus labios pero se hizo más inmensa al ver a una pequeña mariquita apoyada en uno de sus dedos.

-  Creo que te ha escuchado. Dijo Volkov mirando aquel pequeño insecto

-  Creo que sí.

Horacio observó con detenimiento aquel insecto, luego acercó la mano a una de las flores que habían nacido justo al lado de tu tumba, dejó el dedo en el cual estaba la mariquita y espero paciente a que ella saltara a los pétalos rojos de aquella flor, conforme vio que aquel bello insecto descansaba en la flor se levantó y se colocó justo al lado del ruso, tu hiciste lo mismo pero quedándote frente a ellos a la espera de lo que te contaran.

Los minutos pasaron y Viktor solo  se quedó observando tu nombre en la lápida aún con aquel ramo de tulipanes en una de sus manos, suspiró intentando no decaer y llorar como casi siempre le pasaba, pero aquel día y con aquella noticia quería que fuese diferente pues era una noticia buena y demasiado esperada, sobre todo para aquella chica. Horacio se fijó en el semblante de V y como las manos le temblaban, con cuidado se acercó un poco más pero aquel ruso ni se inmuto, agarro su mano y la apretó un poco para darle la tranquilidad que tanto necesita aquel chico, conforme lo hizo el ruso desvió la mirada y miro a sus ojos bicolores.

-  Gracias. Susurro

-  Para eso estamos. Dijo H

Aquella escena hizo que el corazón de la chica se agrandará y con ello una sonrisa enorme apareciera en su cara, se quedó mirándolos por unos segundos y se sintió la persona mas feliz del mundo cuando vio como Horacio dejaba un pequeño beso en la frente del ruso y como este no se apartaba ni se enfadaba sino que le dedicaba una mirada llena de amor y una sonrisa cálida.

-  Creo que es el momento de decírselo

-  Tenemos todo el tiempo del mundo, así que solo dilo cuando estés preparado y no antes. Dijo Horacio

-  Si total, yo ya estoy muerta tengo todo el tiempo del mundo. Dijiste mirando a ambos mientras hacías movimientos con las manos.

Viktor se quedó callado pensando como decir aquellas palabras, desde siempre había sido un chico callado, serio y que no se abría a nadie, bueno a casi nadie pues solo había dos personas que desde lo de su hermana sabían todo de él y esas dos personas estaban allí con él, una agarrándole la mano, la otra mirándole con aquella mirada tierna que tanto le caracterizaba. El ruso bajó su mirada al suelo y movió varias veces la cabeza, luego subió su mirada y suspiró.

-  Realmente no me cuesta decirle lo que venimos a contarle H, es lo que más deseo en el mundo decírselo, lo que más me cuesta es no saber nunca lo que piensa o ver su reacción al saberlo, ojala estuviera aquí

-  Estoy aquí mi pequeño ruso, siempre voy a estar aquí contigo. Dijiste apoyando tu mano en su pecho. - Sea lo que sea siempre te apoyaré, os apoyaré.

-  Ella estaría feliz, de eso no me cabe duda. Dijo Horacio. - Eras su mejor amigo, su persona, créeme ella está aquí y siempre lo estará.

-  ¿ Tu crees H?

-  Lo creo y lo siento.

Viktor asintió ante aquella respuesta, apretó la mano de H por unos instantes para después soltarla, se acercó a la tumba, agarró el pequeño jarrón y saco las flores marchitas, sonrió al reconocer que aquellos no eran los tulipanes que él había dejado la ultima vez que fue, pues aquello que tenia en las manos eran unas pequeñas amapolas moradas que seguramente las había dejado Greco, pues eran las flores que el siempre le regalaba por su aniversario, con cuidado dejo una de las amapolas para después dejar sus tulipanes rosas y amarillos. Las observo por un segundo para después colocar el jarrón en donde estaba, luego se aclaró la voz y explicó todo lo que había pasado en aquel largo mes que no te visitaba.

-  Y ahora Horacio y yo estamos saliendo, somos novios, tenemos dos casas y trabajamos juntos, realmente es como vivir un sueño que jamás pensé que merecía. Dijo mientras se secaba algunas lágrimas de alegría.

Tras aquello Viktor se levantó, acercó sus dedos a sus labios y dejó un beso en ellos, luego los movió y los apoyo en el nombre de la lápida, sonrió melancólico al volver a ver tu nombre para luego darse la vuelta y mirar a H.

-  Nos vamos a casa querido

-  Claro V, vamos a casa. Dijo brindándole la mano, cosa que gustoso aceptó.

-  Hasta el mes que viene ______ o mejor antes. Dijo el ruso mirando a tu tumba.-Te echo de menos pequeña

-  Y yo a ti mi pequeño ruso. Dijiste con lágrimas en los ojos.- Deseando estoy de que vuelvas y me cuentes todo lo que os pase, sed felices y cuidaros mucho, no sabéis lo feliz que me hace que por fin tengas tu final de cuento Viktor, te lo mereces siempre te lo has merecido.

Dicho esto le lanzaste un beso a aquellos dos chicos que tanto querías, observaste como ambos caminaban de vuelta al coche agarrados de la mano y como se miraban tan dulcemente, sonreíste y desapareciste para contarle a Ivanov aquellas buenas noticias no sin antes despedirte bien.

-  Creo que le has caído bien a la mariquita. Dijo H señalando a la mariquita que estaba en el hombro de Viktor

-  Creo que es _____ y su forma de despedirse. Dijo el chico al ver como la mariquita emprendía el vuelo y volvía a aquellos tulipanes que él había dejado.

Youtubers and Streamers One Shot 2 ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora