Horacio

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Como cada jueves Horacio abandonaba la sede del FBI y conducía en silencio hasta las afueras de los Santos, más allá del norte y de Paleto, camino a los bosques y acantilados que aquella isla tenía y que casi nadie en su sano juicio pasaba por allí, así que el de la cresta aprovechaba para que ese lugar fuera su zona, su sitio tranquilo donde poder pensar y olvidarse de todo lo del día a día, por que olvidarse del pasado no podía y mas en aquella zona donde había pasado tanto tiempo con aquel rubio, condujo sin música durante todo el trayecto pero no la necesito aquellos recuerdos eran suficiente compañía en su angustiado corazón.

Tras estar un buen rato en carretera Horacio se desvió por un sendero bastante antiguo de tierra y piedras, metiéndose de lleno en aquel frondoso bosque, con cuidado aparco cuando llegó a la señal que tan solo dos personas conocían, uno era el y el otro era su hermano Gustabo, el cual sabía perfectamente que no le diría a nadie de aquel escondite y más ahora. Apagó el teléfono y la radio para que nadie le molestase, luego abrió la guantera y dejó todo lo de valor incluido su arma de fuego, ya que no tenía en mente en dispararle a alguien.

-  Aquí estoy otra vez, pero a diferencia de las demás veces hoy se con certeza las cosas. Dijo mientras miraba el camino de tierra. -  Pero ojalá no lo supiera, era más feliz así, en la ignorancia y en mi propia fantasía.

Dicho esto el chico se bajó del todoterreno, cerró el coche y observo todo a su alrededor para asegurarse que nadie le seguía o que alguien estuviera escondido para darle el palo, cuando estuvo totalmente seguro de eso comenzó a alejarse del coche y a introducirse poco a poco en el bosque, camino por largo rato hasta llegar a aquella explanada en donde tan solo había un poco de maleza y unos cuantos troncos tirados por el suelo, como siempre se sentó en uno de ellos y en silencio espero que el llegara.

-  Como siempre llegando temprano Horacio. Dijo alguien a sus espaldas pero a diferencia de otras ocasiones el escuchar aquella voz hizo que el corazón del de tez morena se achicara doliéndole así el pecho y manteniéndose en pleno silencio.

-  Venga Horacio ni me vas a saludar, ¿ Por que tan callado?, ¿ Te ha pasado algo en la agencia?. Pregunto preocupado aquel chico mientras se sentaba al lado de H.

-  Hasta cuando iba a durar este engaño, unos días, unos meses o toda mi vida hasta que me muriera. Susurro Horacio con tono enfadado hacia aquel que estaba sentado a su vera

-  No se a que te refieres. Dijo aquel hombre mintiéndole a la cara, pues sabía perfectamente a lo que se refería

-  Déjalo ya Gustabo, se todo lo que ha pasado Conway me ha notificado todo.

-  Vaya, ni sabia que el viejo lo sabía, pero veo que sí y que te lo ha contado

-  Lo que no entiendo es porqué tu no me lo habías dicho. Dijo mientras lo miraba fijamente

-  No me hubieras creído, si el primer día que me mostré te hubiese dicho que lo que veías era mi espíritu y que mi cuerpo está hundido en alguna parte de este inmenso mar tan solo me hubieras llamado loco o te hubieras reído. Tan solo esperé a que alguien lo descubriera y mientras aprovechaba estos pequeños momentos con mi hermanito. Dijo sincero aquel chico rubio mientras miraba al cielo naranja pues estaba comenzando a atardecer.

Mientras Horacio se había quedado observando el perfil de su hermano, quiso de verdad enfadarse por cada una de las cosas que sabía pero que aquel espíritu nunca le había contado, como por ejemplo que muchas veces pensó en quitarse de en medio, aquel trato con el italiano o lo destruido que estaba con tener en su mente día si y día también a Pogo, pero no podía hacerlo, cada vez que lo intentaba veía aquella sonrisa en la cara de Gus y cómo todo su ser era tranquilidad y paz cosa que estando en vida y con el payaso detrás de él nunca consiguió y que ahora se merecía tener.

-  Ahora que lo sabes ¿ vas a volver los jueves a verme?. Preguntó Gustabo sin apartar la mirada del cielo y con temor a que esa tarde fuera la última

-  ¿ Tu vas a estar aquí?

-  Siempre, llueve; truene o relampaguee, siempre estaré aquí esperándote hermano. Dijo sincero

-  Entonces cada jueves me sentare aquí, te esperare y hablaremos de todo y nada

-  Me gusta ese plan Horacio

-  Y a mi Gustabo. Dicho esto Horacio levanto la mirada hacia el cielo con una sonrisa en la cara y el corazón un poco menos angustiado que cuando se subió a aquel coche, tras unos minutos así la voz del rubio se escuchó causando que durante las siguientes horas tan solo fueran aquellos dos hermanos que se contaban todo y que harían lo que fuera por el otro, incluido aceptar que uno ya no estaba en aquel triste mundo y que nunca sería lo mismo.

Youtubers and Streamers One Shot 2 ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora