Estar aquí, con mis abuelos, con mis primos, mis tíos y Dani me hace feliz. Me recuerda cuando murió Iván y vine también a despejarme, entonces no me hacía feliz estar aquí, pero me ayudó mucho. Las primeras dos semanas cuando salí del hospital las pasé en casa de mi madre, pero se me hacía duro. Y mas duro aun ver a mi madre verme sufrir. Así que decidí venir aquí, donde los problemas se desvanecen y dónde me encuentro feliz. Siempre ha sido como mi santuario y mi abuela mi salvación.
Dani está jugando con mis primos José y Luisma, hijos de mi tía Lola, hermana de mi madre. Yo estoy sentada en la mecedora que hay en el jardín de atrás, tapada con una manta leyendo uno de mis libros favoritos. "Subli- me amor juvenil" de Herman Raucher. Me lo he leído mil veces. Me lo regaló mi abuelo hace muchos años, estaba en una de las estanterías cogiendo polvo, había sido de mi madre cuando era pequeña.
Hace sólo unas horas que Dani y yo hemos llegado aquí y ya me siento mas relajada. A las 5 viene mi abuela con un zumo de naranja recién exprimido y unas galletas en una bandeja. Siempre hace lo mismo y siempre a la misma hora. Mi abuela es una mujer de costumbres. Se parece mucho a mi madre. Tiene el pelo blanco y a media melena. Es guapisima. Siempre he pensado que me encantaría llegar a su edad como ella.
- Alex cariño, me encanta que vengas a verme, pero sé que cuando lo haces es porque te pasa algo y eso me apena. Cuéntame mi niña, ¿Qué ha pasado está vez?- mi dulce abuelita, cuanto la quiero. Con ella puedo hablar de todo. Nunca me juzga. Creo que mi vocación a psicóloga vino por ella. Porque quería poder ayudar a la gente como hace ella siempre conmigo. Ella lo sabe todo de mi, con ella no tengo secretos.Todos los veranos, cuando venía me pasaba horas y horas hablando con ella. Ella me entiende, ella me ayuda a entenderme y a afrontar los problemas de mi vida. Mi madre en algunos momentos se ha sentido celosa, pero aunque adoro a mi madre, mi abuelita es especial. Supongo que a Daniela le pasa lo mismo con mi madre.
- Abuela, estoy echa un lío- le digo. Se ha sentado conmigo en la mecedora. He dejado el libro a un lado y las dos nos tomamos el zumo mientras hablamos.
- ¿Por qué?- me pregunta.
- ¿Te acuerdas de Julián abuela?- decir su nombre me produce un dolor en el pecho tremendo. ¿Cómo puedo quererlo tanto después de todo lo que me ha hecho?
- Claro cariño, tu primer amor, el chico de tu vida, con el que decías que ibas a casarte. Siempre decías que sería para ti como para mí tu abuelo.- Y es cierto. Mi abuela y mi abuelo son el primer amor el uno del otro. De esos amores que permanecen como el primer día. Se miran como dos recién enamorados se miran y se quieren como unos recién casados. Se conocieron cuando mi abuela tenía 12 años y mi abuelo 18. Por aquella época esto no estaba mal visto claro.
- Pues ha vuelto abuela. Cuando por fin lo había conseguido sacar de mi cabeza...
- No me mientas cariño.- y es cierto, la estoy mintiendo y me estoy mintiendo a mí, nunca lo he sacado de mi cabeza, y temo no poder hacerlo nunca.-
Vale, nunca lo he olvidado, pero me hacía a la idea ya de solo vivir con su recuerdo y ha vuelto. Justo cuando estaba empezando a sentir algo por otro chico. El primer chico al que beso, en el que me fijo después de lo de Iván. Y ha vuelto para ponerme la vida patas arriba. Dice que me quiere abuela, que nunca me ha olvidado, pero si lo hizo. No me llamó ni una sola vez, no se preocupó por mi con lo de Iván ni me llamó para felicitarme por lo de Daniela. - Mi abuela coge mi mano. Yo tengo muchas ganas de llorar pero Daniela corretea por ahi cerca y no quiero que me vea.
- Cielo, ¿Y no has pensado que igual tenía miedo? - he pensado en todo, menos en eso.
- ¿Miedo de qué?
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Tú eres lo que necesito
RomansAlexandra una chica perdida en si misma atada a su pasado mas incierto y doloroso. Un día su vida da un giro de mas de 180º y se verá obligada a tomar ciertas decisiones que descolocarán su vida por completo. ¿Se atreverá Alexandra a enfrentarse a...