A las 12 me levanto con la peor resaca de mi vida. Antes de salir de la cama, cojo el móvil y reviso los mensajes. Hay Whatsapps de Rai, de Marta y dos llamadas de mi madre. Nada de Julián. Anoche en el trayecto en coche a casa no hablamos. Tampoco cuando salí y subí a mi piso. Nada. Solo él yo y su maldita sonrisa. Le odio.
Rai. "Cuando te despiertes llámame, te quiero" Luego le llamaré. Tengo que centrarme en él y nada más.
Marta: "Tenemos que hablar" Eso seguro. Después la llamo.
Tenemos una gran conversación pendiente. Pero primero voy a llamar a mi madre. Voy a ir comer allí que tengo ganas de ver a mi niña. Salgo de la cama y me voy a la ducha con una sensación extraña en mi cuerpo. Tengo a mi Julián otra vez aquí y estoy de los nervios. No me lo puedo creer. Cuando llego a casa de mi madre me siento bien, todos mis problemas se desvanecen. No hay líos en mi cabeza. Solo mi madre y mi niña lo mas bonito del mundo que hace mi día a día mágico. Y para mi sorpresa mi padre. Mi padre está ahí, llevaba sin verlo 3 meses. Sonrió.
- Papá, ¿Cuándo has venido? Que sorpresa.- y tan sorpresa, lo echaba mucho de menos, aunque es algo a lo que ya debería estar acostumbrada, no es así.
- Hola mi vida, pues anoche. Pero tu madre me dijo que salías con las chicas y no quise molestarte.
- Papi, tu nunca molestas- le abrazo. Como echaba de menos los abrazos de mi padre.
Mientras comemos Daniela me cuenta todo lo que hizo anoche y hoy por la mañana, mi madre la tiene consentida. Bueno lo que siempre hacen las abuelas. Ya lo dicen, un hijo está para criarlo y un nieto para consentirlo. Cuando la miro veo a Iván y me duele su recuerdo, pero es algo con lo que tendré que vivir toda la vida y poco a poco el dolor es menos y la alegría de tener una parte de Iván conmigo va a más.
Por la tarde ya en casa, mientras Daniela se distrae ella sola en el comedor con todo el alboroto de juguetes que tiene por ahí tirados, que si la cocinita, la pizarra con todas sus tizas, el carrito, la muñeca, la casa de muñecas, su tienda de campaña... en fin todo un arsenal y la gran mayoría regalo de Marta, otra que la consiente y la mima como una abuela, yo aprovecho para ir a la cocina a fumarme un cigarro mientras llamo a Rai. No hemos hablado desde que me dejó en casa. No sabe que salí, no sabe que estuve con Julián, no sabe que estoy perdida en mi misma aun teniendo claro que lo que ahora mismo me iría mejor es estar con él y olvidarme de Julián. Pero... me pierde Julián.
- Hola cariño, pensaba ya que te habías olvidado de mi- me dice Rai nada mas descolgar el teléfono.
- Perdona, anoche llegue tarde y luego he ido a comer a casa de mi madre. Y ahora que Daniela me ha dejado un hueco aprovecho para llamarte. ¿Qué tal el viaje?
- Bien, algunas turbulencias pero bien, y luego ya liado con reuniones y visitas a diferentes galerías. ¿Qué tal tu hija?- me pregunta. Rai es maravilloso, enserio. ¿Por qué ha tenido que aparecer Julián y liarlo todo? ¿Por qué?
-Muy bien. - me alegra que no saque el tema de conocer a mi hija, no se si estoy preparada aun para eso, no después de la llegada de Julián.
- ¿Anoche al final saliste? como dices que llegaste tarde...- Mierda. ¿Se enfadará si lo sabe? Fue él el primero en decirme que saliera, pero claro, me dejó en casa.
- Si, me llamó Marta- Mentirosa- y me dijo que por favor fuera- vuelves a mentir Alex- y fui. ¿No te importa verdad?
- Cielo, no se que clase de persona crees que soy, claro que no me importa. Tu tienes una vida y yo otra, solo que ahora me gustaría tener otra en común. Eso es todo.
ESTÁS LEYENDO
Tú eres lo que necesito
RomansaAlexandra una chica perdida en si misma atada a su pasado mas incierto y doloroso. Un día su vida da un giro de mas de 180º y se verá obligada a tomar ciertas decisiones que descolocarán su vida por completo. ¿Se atreverá Alexandra a enfrentarse a...