Quien diría que lo que un día comenzó con una prueba de talento terminaría convirtiéndose en amor a primera vista.
Kim Hee-chul era un chico que un día decidió probar suerte para lograr el unico sueño que tenia desde pequeño , convertiste en uno de...
súper junior lanza un nuevo álbum titulado Mr. simple, dando a si a conocer que tendrán una breve pausa para realizar su servicio militar.
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Los días estaban contados para Heechul quien sería el primer integrante en llevar a cabo su servicio militar obligatorio, la noticia lo tenía completamente consternado, 21 meses eran lo que tendría que soportar alejado de todo lo que amaba.
Además, sabía que extrañaría a su madre, al grupo y a Leeteuk y más ahora que recién habían comenzado a salir, tenía miedo de irse y aún no haber formalizado por completo su relación con él, pero no tenía alternativa para evitarlo prefería eso antes que ser condenado por las leyes de su país.
Una noche antes de irse al servicio estaba planeada la última presentación para anunciar su pausa en el grupo, pero como era de esperarse Leeteuk preparo una sorpresa para Heechul.
En la mañana antes de salir del dormitorio le dejo una nota frente al espejo de su habitación, donde lo invitaba a desayunar en una de las cafeteras que estaba frente a la empresa.
Heechul sonriente la leyó y después la guardo en uno de sus cajones, arregló su atuendo y salió a dónde lo estaba esperando a Leeteuk.
En cuanto llegó lo vio sentado en una de las mesas mirando a través del cristal de la ventana, la imagen que Heechul tenía en ese momento era tan linda que sentía como su corazón saltaba de felicidad y en su estómago había algo que le generaba cosquillas.
- ¡Heechul! ¡Estoy aquí!
Leeteuk levantó su mano para llamar la atención de Heechul.
- Hola Teuky, llegué tarde lo siento.
- Tranquilo, ordene por ti.
De inmediato uno de los meseros se acercó con una bandeja dejando en la mesa y a malteada de fresa acompañada de una rebanada de pastel de queso para Heechul.
- Sabes como sorprenderme.
- Por su puesto cariño, mereces lo mejor.
Leeteuk le sonrió ampliamente a Heechul, en ese instante sentía desmayarse ya que dejaba a la vista su linda sonrisa acompañada de su único hoyuelo que lo hacía ver tan atractivo como siempre.
- ¿Estás nervioso?
- Un poco, admito que te extrañaré mucho durante el tiempo que estaré lejos.
- Me encanta cuando actúas como un pequeño niño, eres tan lindo.
- Detente, me sonrojas.
- Aun así te ves más lindo que ninguno otro.
- Toma, pruébalo.
Heechul llevo una cucharada de su pastel a la boca de Leeteuk para evitar que esté lo siguiera sonrojando o terminaría peor que el tomate.
- ¿Te gusta?
- Muy rico, pero come un poco más, al final encontrarás una sorpresa.
- ¿Sorpresa?
- No me gustan mucho las sorpresas, pero si es tuya entonces la acepto.
Heechul siguió comiendo hasta que en el fondo vio una pequeña bolsita de plástico, la saco con la cuchara y la abrió rápidamente con sus manos, adentro había una pequeña nota que decía.
"¿Kim Heechul, quieres ser mi novio?"
Rápidamente, levantó la mirada encontrándose con los lindos ojos de Leeteuk.
- ¿Qué dices?¿Es en serio? - ¿Qué? ¿No te gusto?
- No digas eso, Leeteuk sabes que te amo y estuve esperando esto por mucho, claro que acepto.
Heechul se levantó de su lugar y camino hasta donde estaba Leeteuk y sin importar que alguien más los viera se sentó entre sus piernas para poder besarlo.
- Yo también te amo.
Los dos se besaron unos minutos y después se separaron, ya que el celular de Leeteuk había sonado, Heechul bajó de su rezago y regreso a su lugar.
- ¿Si?
- Leeteuk, ¿puedes venir de inmediato? Te necesito unos minutos para elegir los horarios de esta noche.
- Claro, estoy cerca, enseguida estoy ahí.
Después de colgar su celular volvió a mirar a Heechul quién bebía de su malteada, tomo una de sus manos libres esperando a que esté lo volteara a ver.
- ¿Qué sucede?.
- Sigo sin creer que eres realmente hermoso.
- Basta Teuky, es mejor que te des prisa.
- No es para tanto, estamos demasiado cerca.
Heechul siguió bebiendo de su malteada mientras que Leeteuk observaba determinadamente en cada movimiento que hacía, finalmente pago la cuenta y cruzaron la calle para entrar a la empresa.
Adentro lo esperaba su jefe y su secretaria para analizar los horarios de esa noche, ya que sería la última presentación antes del servicio, Leeteuk le pidió a Heechul que visitará los vestidores para qué se probará lo que debía utilizar esa noche.
De inmediato lo obedeció y camino por los pasillos hasta llegar con los diseñadores quienes le mostraron el atuendo dejándolo para que pudiera usarlo y si era posible hacer algunos cambios.
Después de verse frente al espejo entro Leeteuk quien lo vio detenido frente a este.
- No sé cuántas veces lo he dicho, pero te ves hermoso.
- Me lo dices todos los días.
- No me canso de decirte lo mucho que me gustas.
Heechul sonrió y se dio la vuelta para colocar sus brazos sobre los hombros de Leeteuk y así poder besarlo.
- Me encanta tu rico aroma.
- Y a mí me encantas tú.
Siguieron besándose primero lentamente y después comenzó a ser rápido donde Leeteuk aprovecho para cargar a Heechul y subirlo sobre la mesa que contenía el maquillaje.
- Espera un segundo.
Leeteuk se separó un poco y camino hasta la puerta para ponerle seguro y evitar que nadie los fuera a interrumpir, después de eso, regreso de nuevo junto a Heechul para seguir besándolo.
Rápidamente, las prendas iban desapareciendo, primero fueron las de Heechul dónde Leeteuk se encargó de besar cada centímetro de su suave y delicada piel, después fueron las de Leeteuk, fue ahí donde Heechul acaricio su abdomen formado por el ejercicio.
Al inicio lo que comenzó con timidez termino en gemidos y suspiros de ambos quienes disfrutaban de la cálida habitación que los había permitido acercarse aún más.
Después de vestirse y dejar todo en orden salieron cuidadosamente de la habitación donde nadie hizo preguntas a excepción del vestuario.
Fuera de ahí ellos volvían a ser los mismos compañeros de grupo como lo había hecho antes de iniciar su relación, aún no estaban seguros de demostrar lo mucho que se amaban, creían que a nadie le pasaba por la cabeza esa idea loca de su relación.
