Capitulo 10

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Athanasia cayó con brusquedad en el suelo verde, ¿Por qué decían que caer en el césped era cómodo? Era horrible, se había raspado la cara y manos.

- Menuda suerte.

Levanto su mirada del suelo algo aturdida.

¿No se suponía que estuvieran en otro lugar?

¿Dónde estaba Lucas?

- Rápido, dame tus manos. - el repentino hablar la hizo gritar a pesar de que había estado esperando al pelinegro. - Apresúrate, estamos en serios problemas.

La rubia se levantó, sacudió su vestido y manos para agarrar al mago malhumorado.

- ¿Dónde estamos? - pregunto después de verlo murmurar algo. - Esto se parecer al Jardín del palacio.

- Lo es, necesito un espacio despejado para irnos. - levanto su mirada mientras seguía murmurando. - ¿Que? ¿Creías que la magia funciona así? No puedes viajar tu sola o te perderás en el espacio - tiempo.

Con un bufido le hizo saber que no tenía ganas de seguir la conversación. El recuerdo fresco de su madre se repetía constantemente en su cabeza logrando que sus ojos de humedecieron de solo pensar en su expresión tan abatida.

- Ya cálmate, si piensas en la despedida no podrás concentrarte en la misión. - siguió con lo suyo y se adstubo de ver a la rubia fruncir el ceño. - Aqui, rápido.

Athanasia suspiro molesta, cerro los ojos y Lucas procedió a liberar su magia con cautela.

Por muy buen mago que era ya había sobrepasado el límite permitido de intervención. Solo esperaba no enfrentarse a algo que no pudiera controlar.

-¡!

Su mana comenzó a destablilizarse, sus manos comenzaron a temblar por el esfuerzo que hacía de contener la extraña luz blanquecina.

- Maldición...-

- ¿Qué pasa Lucas?

- Debemos volver.

Athanasia frunció el ceño confundida.

- Pero-

- Es necesario, mi magia se agota y seguir retrocediendo afectará todo lo que conocemos.

Aquello sonó tan serio que la angustio e inevitablemente sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.

Lucas al ver esto solo pudo suspirar, por esa razón no quería que se involucrara con su extraña madre. No estaba del todo seguro de que aquel hombre era un humano, era demasiado sensible a la magia como para serlo y sobretodo...al ver aquellos rosados ojos no pudo evitar sentir escalofríos por la potencia magia sagrada que poseia. Simplemente aterrador.

- ¿N-nunca volveré a verlo? - la princesa sorbio su nariz en un intento de parecer menos lamentable. - Todo esto... ¿Fue algo bueno? - pregunto. - Existen más dudas que repuestas, Lucas.

- Lo se, pero aquí no las encontrarás. - sentenció. - Al menos, por este medio no.

La joven princesa asíntio llorosa, apretando el agarre en su amigo como consuelo a su dolor.

Había pasado tiempo de calidad con su madre de una forma tan natural y hermosa que no pudo evitar encariñarse rápidamente con el.
Siendo una adulta en el cuerpo de una niña se pensaría que tendría mejor control en sus emociones y no fue así, simplemente la sangre llamaba, llamaba a estar junto a su madre.

El mago solo se removió sin saber que hacer, se concentro en el hechizo y en el traslado al presente. Sin comentarios o ganas de interrumpir el amargo llanto de su amiga.

¿Quién es mi mamá? / PEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora