¿Qué es ser libre? |Terminada

Phantom

Ágata ya empezaba a acomodarse en la manada, se empezó a relacionar con otros caballos y yeguas, pensaba que se sabía ya los nombres de todos los miembros, hasta que se fijó en un caballo que evitava un poco el hablar, y estaba un poco apartado.

La yegua se acecó al equino con pasos cautelosos y curiosidad, el caballo le contestó con una mirada fija e imponente, después desvió sus ojos azules al suelo, parecía interesado en los hierbajos que crecían a sus pies.

Ágata se fijó en su precioso color de pelaje, era pío, pero de manera extraña. Imagina a un caballo recio (No caballos pesados ni de tiro), totalmete blanco, pero en su lomo había un manto negro de pelo, como si hubieran tirado un cubo de pintura y hubiera quedado goteando, imagina que con un pincel se hubiera espolvoreado pintura blanca.

La yegua pensó que ese caballo era afortunado, ya que podría decirse que llevaba como pelaje una obra de arte, se acercó más.

-¡Hola! -Dejó escapar de su boca.
El caballo le calvó la mirada, con esos ojos azules, tan punzantes que parecían cuchillos de hielo.
-Hola. ¿Eres nueva, no?
Ágata asintió, y el caballo tras hablar se giró, al parecer interesado en las vetas del tronco que se posaba a sus cascos delanteros.
-¿Tú también? -Preguntó la yegua, dejando escapar un tono de curiosidad.
-No. -Dijo el caballo, cortante.
-¿Cómo te llamas? -Preguntó cautelosa. -Yo soy Ágata. Llegué anteayer, creo. Perdí a mi manada, fui a visitar a Nai, pero me dijo que Aníbal y sus miembros habían caído.
-Ah. -Dijo girabdo un pico la cabeza para ver el contorno de la yegua reflejado por las sombras. Movió la cabeza a au pose.
Ágata esperaba saber su nombre, y tras unos incómodos segundos de silencio, Tauro llamó a todos los miembros de la manada para  ir a una pradera donde estarían más cómodos. La yegua siguió su voz y a los otros equinos, mientras el misterioso caballo la seguía lentamente para reunirse con los demás.
La manada empezó el camino, como no era la primera vez que iban, ni necesitaron que se les guiara. Cuando Tauro se situó a lad9 de Ágata lejos de la escucha y vista del caballo pío misterioso, preguntó:
-¿Así que has conocido a Phantom?
-Sí es el caballo pío de ojos azules que ignora a todos, sí.
Tauro rió, obviamente como los equinos puedan.
-Llegó el año pasado, verás es... Phantom tenía un dueño antes, que le maltrataba, unos señores le denunciaron y mientras le cargaban en un van para ir a otra hípica, se escapó. Llegó aquí y le aceptamos, pero la mayoría de la manada le ignora, y el tampoco hace mucho por relacionarse, es como si no estuviera.
El semental lo dijo como si fuera algo lejano y sin tanta importancia, a Ágata le parecía un caballo bastante misterioso, deseaba conocerle más, si había pasado por lo mismo que ella le interesaba saber todo lo que le pasó, pero lo que le atormentaba es que por tener un pasado arraigado a los humanos, acabara tan apartada como él.
Borró esos pensamientos de su mente e intentó disfrutar sin aquello en la mente de lo que quedaba de día, pero no dejaba de pensar en el caballo y sus cosas, así que decidió ir a verle, aunque sabía que no le hablaría.

Phantom se encontraba en una colina a unos metros de la manada que se mantenía agrupada. Comía hierba tranquilamente con la mirada centrada en un punto, pero se notaba que se había quedado ausente.
Cuando escuchó el batir de cascos de Ágata, sus orejas se movieron encuriosidas, pero no mostró ningún interés por mirarla.
Como no quería incordiarle, Ágata permaneció a un metro y medio mas o menos de él, pastando.

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No me matéis por haber tardado 4 meses la última vez, que en este capítulo he tardado en actualizar como 2 días. Me gustaría añadir a otros caballos para la manada, asíq ue voy a poner una lista con los colores de pelaje, nombres, sexo, color de ojos y marcas, para que con los más votados crear nuevos caballos, potros y yeguas.
Lo haré en el próximo capítulo.
Bye,
Bob is the best horse.