3 meses para enamorarte [Bakugo Katsuki x Tú]

Fire

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—Necesito un maldito café —Solté mi mochila dejándola caer en mi sofá para ir a la cocina y prepararme un café caliente.

Había tenido el turno de noche por lo que no pude dormir, apenas me estaba acostumbrando a esto de ir alternando mis horas de sueño.

Serví el café y me recosté en el sofá dejando la taza en la mesita de centro, tome mi celular y comencé a ver los mensajes que no había podido responder de la noche anterior pero sin darme cuenta me quede dormida gran parte de la mañana.

De repente el sonido de mi teléfono me despertó de golpe, alguien estaba llamando, así que tome el celular para ver quien era.

—¿Eh?, ¿Uraraka? —Conteste extrañada por la llamada de una de mis mejores amigas.

—¿Hola?

—___, volvió a pasar, soy una tonta —Se escuchaba su voz quebrada y desilusionada del otro lado de la línea.

—¿Qué?, ¿Qué pasó? agh —Toque mi frente al saber de que se trataba —Fue ese tipo con el que salías, ¿no?, amiga, no quería decírtelo pero se notaba que era un tonto a kilómetros de distancia —Solo escuchaba cómo limpiaba sus lágrimas.

—Escucha, no mereces que nadie te trate así, eres una chica increíble y vales demasiado para dejar que te pisoteen así, ¿Entendido? —Comencé a molestarme pero eso pareció calmarla un poco.

—Sí, gracias ___ —Volvió a soltarse a llorar.

—No, no llores, mira, para que te sientas mejor, ¿qué te parece si salimos con las demás esta noche? Para que te distraigas

—¿Si? Estupendo, paso por ti en un rato, te quiero. Adiós —Y al fin colgué la llamada.

Me sentía mal de ver que sufriera así, pero siempre tenía la suerte de salir con tipos que no eran buenas opciones.

Acelere un poco el paso al ver la hora que era, llegue al fin al edificio de departamentos donde vivía Uraraka, llame al timbre de su departamento.

Mire hacia abajo mientras esperaba a que saliera para irnos y noté que la agujeta de mi bota estaba desatada, me agaché para atarla y vi como se abría la puerta.

—Ah, que bueno que no tardaste, es que ya es algo tard- —Parpadee un par de veces —¡Ay, ¿Qué te paso?! —Tenía los ojos hinchados y un poco rojos.

—No digas nada —Entrecerró los ojos, casi se desaparecían de tan hinchados que estaban.

—Bien, no dire nada —Puse las manos en señal de redención —Tenemos que irnos, probablemente Mina y Yaomomo ya estén allá —Ella asintió y comenzamos a caminar hacia el restaurante.

—¡Ay, tus ojos! —Mina se asustó al ver la hinchazón de Ochako.

—¡No digas nada! —Fruncio el ceño algo avergonzada.

—¿Tomaste el turno de la noche? —Yaomomo le preguntó mientras ella veía la carta para ordenar algo.

Me senté bostezando —Yo tomé ese maldito turno, es lo peor, ya vi porque Mina apartó toda esta semana los de la tarde —Le lancé una mirada fulminante.