Aventuras de Fairborn

Capítulo 22: El peor recuerdo de Snape

17 de marzo de 1976

"Quienquiera que haya inventado el dicho Pecunia Non Olet obviamente nunca hizo algo como esto..." Harry gimió mientras volvía a aplicar un hechizo de cabeza de burbuja sobre sí mismo y continuaba cortando.

El cuchillo de plata penetró la gruesa piel por una mera fracción de pulgada, por lo que Harry aplicó aún más presión hasta que finalmente logró abrirse paso. El hedor se hizo aún más fuerte, haciendo que Harry casi vomitara en su boca, a pesar del hechizo. Continuó cortando con más cuidado cuando la textura cambió, y la piel partida reveló el órgano que había estado buscando.

Además de sus ojos, las glándulas venenosas y los colmillos, el hígado era uno de los órganos más valiosos que se podían extraer de un basilisco. En algún lugar dentro de este órgano ensangrentado y con un olor horrible que Harry cortó actualmente, estaba el secreto de cómo los basiliscos sobrevivieron a su propio veneno que se filtraba dentro de su cuerpo... Tan interesante como podría ser el tema, solo la perspectiva de galeones brillantes y centelleantes impidió que Harry abandonara su misión actual.

Harry continuó cortando el tejido hasta que pudo extraer con cuidado el hígado no dañado. Con un movimiento de su varita, Harry levitó el órgano hacia un lado de la cámara donde había comenzado a almacenar las partes ya recolectadas del basilisco.

"Es hora de limpiar y terminar la carta..." Harry murmuró antes de lanzarse algunos hechizos sobre sí mismo que lo convirtieron en un sustituto bastante pobre para la ducha tibia que sin duda disfrutaría más tarde.

Unos meses después de matar a la bestia, Harry finalmente decidió que era hora de convertir al Monstruo de Slytherin en algo más útil. Por lo tanto, durante los últimos días, había pasado varias horas cada noche recolectando cualquier cosa valiosa que pudiera ofrecer el cadáver de la serpiente. Sin duda, una tarea enorme, no solo por el tamaño de la serpiente...

Era una maldición y una bendición que casi todas las partes de un basilisco fueran valiosas y pudieran convertirse en oro. Harry solo se había demorado en cosecharlos ya que había reflexionado sobre cómo venderlos. En primer lugar, no había forma de que pudiera venderlos en Gran Bretaña. Voldemort no pudo enterarse de que un arma presuntamente secreta que había dejado en la escuela estaba incapacitada.

En segundo lugar, Harry no tuvo tiempo de viajar al continente y vender el basilisco, pieza por pieza, a cientos de pequeños compradores. Quería deshacerse de él lo más rápido posible, por lo que necesitaba un comprador potencial con un capital sustancial. Dicho comprador tenía que ser encontrado sin crear ninguna atención no deseada... Una tarea aparentemente imposible

Sin embargo, hace aproximadamente una semana, Harry finalmente tuvo una idea después de que Slughorn expresara su decepción porque la alquimia ya no se ofrecía en el plan de estudios de Hogwarts.

Harry sabía de cierto alquimista, que gracias a su brillante invento, también tendría el capital requerido.

Estimado Sr. Flamel,

Espero que esta carta lo encuentre bien y con buena salud. Permítanme presentarme rápidamente. Mi nombre es Harry Ignotus Peverell, heredero del Clan Peverell y actual alumno del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Tengo una propuesta de negocio para ti, que sin duda captará tu curiosidad. Solo recientemente, obtuve algunos ingredientes mágicos increíblemente raros. Debido a la antigüedad de la fuente y su extrema potencia , estoy seguro de que serán una adición excepcional al inventario de pociones de un alquimista consumado como usted.

Es de suma importancia que ciertas personas no sepan que estoy en posesión de estos raros ingredientes. Por lo tanto, solicito que esta oferta se maneje de manera confidencial y que no comparta el contenido de esta carta con nadie, con la excepción de su encantadora esposa. Tampoco hay necesidad de que cierto director de barba larga se entere.