Aventuras de Fairborn

Capítulo 33: Defiéndete

17 de septiembre de 1976

"¡Clase terminada! ¡Salgan todos!"

Marlene no necesitó que se lo dijeran dos veces y rápidamente arrebató su bolso de debajo de su escritorio. Se dio la vuelta y salió corriendo por la puerta cuando de repente se le unieron los Merodeadores, Evans y Florence. No había señales de su novio, por lo que el grupo se dirigió directamente a la escalera gigante.

"¿Sabes dónde podría estar?" La preocupación en la voz de Potter parecía sincera. No importa cuánto se rieran, bromearan y bromearan, esos chicos se habían vuelto increíblemente cercanos durante el último medio año.

"Podría ser capaz de encontrarlo". Marlene se mordió el labio inferior. "Esa fue una declaración bastante ambiciosa". Nadie conocía el castillo mejor que Harry. Sin embargo, había algunos lugares que ya le había mostrado. Pero probablemente querrá que lo dejen en paz.

"Bueno, tú lo conoces mejor". El intento de Black de sonreír fracasó. Ninguno de ellos estaba de humor para bromas en este momento. La situación era demasiado grave.

Entraron al Gran Comedor y Marlene miró rápidamente las mesas de la casa. Sin embargo, Harry no estaba por ningún lado.

"Ve a buscarlo, por favor", habló Evans con una expresión de súplica en su rostro pecoso. Si Marlene no supiera que su relación con Harry era puramente platónica, podría haberse preocupado de que fuera una competencia seria: "Remus y yo iremos a la oficina de McGonagall. Harry tenía razón, varios prefectos han sido testigos de cómo lo trató el profesor". y haremos todo lo que podamos para ayudarlo".

"Gracias." Marlene tragó saliva. Salir con Harry había significado pasar gradualmente más y más tiempo con personas como Evans. Realmente fue una pena. En un mundo diferente, uno donde a nadie le importaba la pureza de tu sangre, ella y Lily podrían haberse hecho amigas. Después de todo, tenían mucho en común.

El grupo se separó y los Gryffindors se dirigieron a su mesa, Florence se unió a algunas personas en la mesa de Ravenclaw y Marlene salió del Gran Comedor, pensando en cómo encontrar a su novio. Si tan solo tuviera el Mapa que Harry usaba con tanta frecuencia... Eso haría las cosas mucho más fáciles. '

Como era la hora del almuerzo y conocía el apetito de su novio, Marlene decidió dirigirse a las cocinas y verificar allí primero. '¿Quizás Harry simplemente quería comer en soledad?'

Caminó por el pasillo del piso principal, que conducía a la sala común de Hufflepuff. Pronto, llegó al retrato gigante de varias frutas y verduras. Un pequeño rubor subió a sus mejillas cuando levantó el brazo para hacerle cosquillas a la pera en el cuenco representado. Por lo general, aquí era donde Harry le sonreía y compartía alguna broma cursi o lasciva.

La pera comenzó a retorcerse, reír y de repente se convirtió en una gran manija de puerta verde. Marlene lo agarró y abrió la puerta antes de entrar. Una enorme sala de techo alto, tan grande como el Gran Salón de arriba, se extendía hasta el lado opuesto. Vio montones de relucientes ollas y sartenes de bronce amontonadas alrededor de las paredes de piedra, y una gran chimenea de ladrillos en el otro extremo.

En el centro había una única mesa de madera. Una cabeza muy familiar de cabello color ébano miró hacia arriba, la diversión bailaba en sus ojos verdes: "Me conoces demasiado bien, amor".

"Bueno, sé que mi novio no podría pasar una sola tarde con el estómago vacío". Ella se rió mientras caminaba hacia él y se deslizaba en su regazo, ignorando a los elfos domésticos que los rodeaban. La mano de Harry instantáneamente fue a su cintura, donde la sostuvo segura y firme mientras ella aplastaba sus labios contra los de él. Es hora de dejar de pensar en cosas.