Aventuras de Fairborn

Capítulo 58: Pegaso

5 de julio de 1977

Un suave chasquido resonó sobre el campo cubierto de flores cuando se tambalearon por un camino de tierra, agarrándose el uno al otro para apoyarse. Las flores en rojo, naranja, amarillo y rosa más brillantes invadieron su visión, haciéndolo entrecerrar los ojos momentáneamente.

"¡Es tan hermoso!" Marlene respiraba a su lado; sus dedos aún se cerraron en su camisa para estabilizarse: "Pero, ¿dónde estamos exactamente?"

"Se llama Keukenhof Tulip Gardens, en Bollenstreek, aproximadamente a cuarenta kilómetros de Ámsterdam", respondió Harry, jadeando entre respiraciones superficiales.

Aparecer al otro lado del canal ciertamente no fue una hazaña fácil. Especialmente con las barreras mágicas entre las Islas Británicas y el continente. Se agarró las costillas, donde un dolor agudo lo acosaba.

'Con razón Voldemort prefirió volar la distancia.'

Marlene le lanzó una mirada preocupada y comenzó a acariciarle la espalda cariñosamente: "¿Estás seguro de que estás bien, Harry? Tómate todo el tiempo que necesites".

"Ahora estoy bien." Respiró hondo varias veces: "Pero necesitaré un momento para concentrarme en el próximo destino. En realidad, nunca he estado allí".

"Está bien, te dejo con eso". Ella le envió una suave sonrisa y le apretó la mano.

Harry cerró los ojos; sus pensamientos se desviaron hacia uno de los muchos recuerdos que había comenzado a alejar después de la guerra con Voldemort, enterrándolos en lo más profundo de su mente.

El mundo se arremolinaba a su lado y se deslizaba por una calle en penumbra. Los edificios a ambos lados de él tenían frontones altos de madera; parecían casas de pan de jengibre. Se acercó a uno de ellos y luego vio la blancura de su propia mano de largos dedos contra la puerta.

Llamó. Sintió una excitación creciente... La puerta se abrió: una mujer riéndose estaba allí. Su rostro cayó cuando miró a la cara de Harry: el humor desapareció, el terror lo reemplazó...

—¿Gregorovitch ? dijo una voz aguda y fría.

No había necesidad de seguir mirando; Harry sabía exactamente cómo se desarrolló el evento y qué despreciable destino corrieron la mujer sonriente y sus hijos, simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Se obligó a retroceder, lejos del recuerdo, y hacia el presente hasta que sintió los suaves dedos de Marlene jugando con los suyos mientras ella lo miraba expectante.

"Vamos." Apretó con más fuerza la mano de Marlene y dio un paso adelante, forzando al mundo a pasar a su lado.

Una suave brisa de verano jugaba con el cabello de Marlene, haciéndole cosquillas en la nariz con largos mechones de rizos dorados cuando reaparecieron con otro fuerte chasquido. Se dio la vuelta, observando su entorno. Las casas se veían igual que el recuerdo, casi como si no hubiera pasado un solo día entre ahora y cuando Voldemort acechó el lugar veinte años en el futuro.

"¿Y donde estamos ahora?" Marlene preguntó con curiosidad, mirando los dibujos de tiza de los niños en la acera.

"En un pequeño pueblo alemán llamado Hainewalde, justo en la frontera entre Polonia y Checoslovaquia", respondió Harry, tomándola de la mano y guiándola por el camino.

"¿Es como Hogsmeade, como en un pueblo puramente mágico?"

"Dígame usted." Harry sonrió: "¿No puedes sentirlo?"

Disminuyó la velocidad muy levemente para permitir que Marlene cerrara los ojos y respirara profundamente: "Definitivamente hay protecciones por aquí". Ella frunció. "Sin embargo, se han aplicado en todo el pueblo, no solo en casas individuales".