Aventuras de Fairborn

Capítulo 57: Un verano de cambio

30 de junio de 1977

Montañas altas y valles bajos, ríos tumultuosos, llanuras, campos cubiertos de flores pasaron junto a ellos mientras el Expreso de Hogwarts rojo brillante seguía las vías del tren a través del salvaje paisaje escocés.

Gracias al ingenioso encanto de extensión espacial de Lily, Harry compartía un compartimento con los Merodeadores, Marlene, Florence y la mejor amiga de Lily, Mary McDonald. Se compartieron chistes, se repitieron los juegos de explotar Snap y todos esperaban con ansias el verano.

Todos menos una persona.

Harry era muy consciente de que el rubio acurrucado contra su costado se alejaba lentamente del resto del grupo. Su brillante sonrisa se volvió forzada; su atención comenzó a desviarse de vez en cuando a medida que la preocupación visible invadía sus impresionantes rasgos faciales.

Cuando los primeros signos de civilización pasaron por la ventana, anunciando el próximo final de su viaje, Marlene dejó de participar en sus conversaciones por completo. La mano que Harry acariciaba cariñosamente se puso un poco sudorosa y, aunque su novia trató de parecer tan tranquila, serena y confiada como siempre, Harry se dio cuenta de que tenía los nervios de punta.

"Ey." Susurró mientras inclinaba su cabeza hacia él y besaba sus labios: "Va a estar bien, amor".

Marlene lo miró durante unos segundos antes de soltar un profundo suspiro. Se acurrucó contra su costado y apoyó la cabeza en su hombro, los dedos entrelazados con los de él y una mano descansando sobre su pecho. "Me preocupa menos qué hacer si no están allí que si aparecen en la plataforma".

"Puedo quedarme contigo esta vez si quieres".

"Me gustaría eso." Marlene asintió en su hombro y cerró los ojos.

Demasiado pronto, el tren llegó a la estación de King's Cross, donde ya lo esperaban cientos de personas, en su mayoría familiares. Harry tomó sus baúles y le hizo un gesto a Marlene para que saliera del compartimiento, siguiendo a sus amigos.

Un espeso vapor salió disparado de la chimenea del Express con un fuerte siseo cuando bajaron a la plataforma, sus ojos recorrieron las cabezas de la multitud, buscando las cabezas rubias y bien vestidas de la familia McKinnon.

"No están aquí". Los dedos de Marlene se apretaron alrededor de los de él, su voz tenía indicios de decepción eclipsada por el alivio de no tener que sufrir otra confrontación.

"Eso parece". Harry trazó suaves círculos sobre su espalda: "Pero tal vez sea mejor así".

"Tal vez." Marlene respiró hondo y mantuvo la cabeza erguida y orgullosa, arrojando rizos rubios sobre un hombro: "Bueno, entonces probablemente debería ir a buscar a Florence..."

"O-" Él se rió entre dientes mientras la acercaba por la cintura y la giraba para mirarlo, sonriéndole: "O, podrías pasar todo el verano conmigo".

"¿De verdad quieres que lo haga?" Marlene tragó saliva: "No estoy segura, amor... No quiero molestar demasiado a los Potter".

"Ya les escribí y accedieron a que te quedaras conmigo". Harry le dedicó una sonrisa: "No será un problema".

"¿Qué les dijiste, Harry?" Los ojos azules del rubio brillaron peligrosamente, entrecerrándose en él.

"No me pidieron ningún detalle cuando les escribí". Harry la calmó: "Supongo que, como bruja de sangre pura de una familia prominente, Dorea tendrá una idea de qué se trata. Saben que comenzamos a tener contacto físico durante el último verano...".

"Bien hecho, Harry, esa será una charla embarazosa..." Marlene resopló. "Probablemente me sermoneará sobre cómo estar a salvo , pero dudo que sea un regaño, lleno de decepción y vergüenza, como el de mi madre".