Aventuras de Fairborn

Capítulo 63: Grandes esperanzas

9 de agosto de 1977

Su dedo largo y pálido se arrastró sobre la tapa dura del antiguo tomo de cuero que estaba sobre la mesa frente a él. El Señor Oscuro se detuvo brevemente cuando se encontró con la cima de los Selwyns; un leve resoplido escapó de sus labios mientras se curvaban en una sonrisa.

Los Selwyn podrían ser una de las familias británicas de sangre pura más antiguas, pero habían caído en desgracia hacía mucho tiempo. Sus galeones se gastaron y su reputación en el Wizengamot y la sociedad mágica se vio empañada. Todo lo que quedaba era un orgullo obsesivo por su ascendencia y la necesidad de presumir de ella en cualquier oportunidad que se le presentara.

Y, sin embargo, para demostrar que, oh tan noble ascendencia, se aferran desesperadamente a la tenue luz de la esperanza de que algún día su familia pueda resucitar. Para eso, los Selwyn poseían algo que era difícil de conseguir en toda Gran Bretaña, tal vez incluso en la mágica Europa.

Registros ancestrales que se remontan incluso más atrás que los del Ministerio.

Persuadir al actual cabeza de familia para que se separara de ellos y permitiera que el Señor Oscuro los examinara había sido un esfuerzo considerable.

Sintió una pequeña oleada de emoción cuando abrió la tapa dura. Podía decir que este tesoro de conocimiento contenía las respuestas a muchas de sus preguntas. Sus ojos recorrieron la página de un glosario; minúsculas letras de tinta dorada habían sido elaboradamente dibujadas junto a la cresta de cada una de las casas más antiguas.

Se sintió atraído instintivamente por tres nombres, su escudo facilitaba su ubicación entre las casas menores y más recientes.

'Peverell, Slytherin, Gaunt.'

Sus dedos se movieron hacia la parte inferior de la página y comenzó a hojearlos, ahora apenas capaz de contener su entusiasmo.

Caos completo y absoluto esperaba en la página dedicada a los Peverells. Se dibujaron líneas de izquierda a derecha, de arriba a abajo, en diagonal sobre las páginas amarillentas. En la parte superior de la página encontró la primera entrada:

Marcelo Augusto Peverell

Se habían garabateado dos palabras más junto al nombre con letra minúscula: 'Urbs Aeterna'.

"La ciudad eterna." El Señor Oscuro tarareó. Era cierto que los Peverell eran entonces de ascendencia romana.

Sus ojos se dirigieron hacia abajo, tratando de distinguir algunas de las muchas líneas que tenían a Marcelo ya su esposa como origen; sin embargo, la tarea parecía imposible. Durante los dos milenios que la familia había existido, se habían casado con miembros de tantas otras familias que incluso los nombres de los cónyuges habían sido abreviados y no escritos completamente para no abarrotar las páginas.

El Señor Oscuro sacudió la cabeza con frustración y agitó su varita en la palma de su mano. La punta de tejo se deslizó por las páginas durante unos minutos mientras tarareaba por lo bajo. Luego empujó la varita hacia adelante y le dio un pequeño golpe.

Rastros púrpuras de magia emergieron de las letras negras, retorciéndose y girando en el aire hasta formar una réplica exacta de las páginas de las que se originaron; solo que la réplica era varias veces la escala.

El Señor Oscuro forzó su magia en él, permitiéndole expandirse hasta que construyó una pared gigante de líneas, letras y nombres en llamas en el centro de la habitación. Dio un paso adelante y examinó su trabajo cuidadosamente. Al menos ahora podía rastrear correctamente cada una de las líneas, mezclando aquellas en las que tenía poco interés.