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YeonJun no está muy seguro de querer salir al baño. Odia en esos momentos a su vejiga y sus urgentes ganas de mandarlo al baño. Muerde su labio con nerviosismos. Siente ese mal estar en el estómago, y está seguro que algo le puede pasar, pero más será un problema el que le llegue a pasar si no va al baño. Sale de la biblioteca, corriendo un poco, logra llegar a uno de los baños y puede orinar con calma, soltando un suspiro cuando libera por fin, lo que se aguantó.

Se estaba lavando las manos cuando ocurrió.

Se maldijo en todos los idiomas que conocía, por no haberse ido de ahí, antes. Del último cubículo, salieron dos chicos, chicos que conocía perfectamente bien.

Trago grueso y evito mirarlos. Termino de lavarse las manos.

—Pero miren a quien tenemos aquí—Su voz hizo, que su cuerpo te paralizara. Se odiaba tanto por ello.

Los dos empezaron a caminar hasta él, podía sentir cada paso hasta él. Cerro los ojos y empuño sus manos a sus costados.

—La bolita negra por fin deja verse—YeonJun cierra los ojos.

Recuerda que eres la bola negra.

—Vamos a divertirnos un rato, ¿No te aparece? —YeonJun niega con la cabeza y hace el intento de irse. Pero su cuerpo se siente pesado.

Odia paralizarse del miedo.

Debes obedecer, no importa donde estés. Debes ser obediente.

Siente como es jalado sin cuidado alguno y es llevado a uno de los cubículos. Sabe que no tiene escapatoria, sabe que debe obedecer, no importa qué.

Nosotros siempre nos enteramos cuando no obedeces.

Un golpe resuena.

YeonJun se mantiene con sus ojitos cerrados. Dejándose hacer, es mejor a poner resistencia. Las marcas por su piel lo dejan en claro.

—Vamos bolita azul, hazlo—Deja ver su largo falo, que se encuentra erecto. YeonJun solo obedece y se pone de rodillas.

YeonJun tuvo que hacer dos mamadas seguidas. Le duele la garganta, nunca son buenos o lo tratan bien. Al menos no lo ensuciaron. Ha permanecido en la biblioteca escondido. No quiere salir y toparse con los que les gusta hacerle bromas muy pesadas.

El timbre de su última hora vuele a sonar y YeonJun suspira con un poco de alivio. Aun así, permanece aún en la biblioteca. Nadie pisa el lugar, a menos que no sea muy necesario, con tanta tecnología, muchos evaden ese enorme mundo lleno de libros e historias. Historias que atrapan a YeonJun y lo hacen volar y soñar, pero sobre todo anhelar algo así.

Mira el reloj después de un largo rato y pude ver que falta un minuto, para que acabe. El timbre suena y YeonJun cierra el libro. Suspirando y deseando algún día tener un amor, como el de la protagonista. Se pone de pie y camina hasta dejar el libro de donde lo tomo. Toma camino hasta donde está la bibliotecaria, esta se despide de él, deseándole un buen día.

Esa mujer es la única que parece preocuparse por él. Nunca lo interroga y jamás lo ha corrido del lugar. YeonJun se asegura de que en el pasillo no este nadie, camina y baja los escalones. Puede ver el pasillo que lo lleva a los salones. YeonJun se arma de valor y camina hasta ahí. Una vez frente a la puerta de su salón, puede ver que no hay nadie. Entra y ve que sus cosas no están.

Otra vez no.

Sale de su salón y camina, buscando en cada uno de los botes de basura, no los haya, mira en los árboles y tampoco los haya. Suspira, no puede regresar casa sin sus cosas.

The choi family  |SooJun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora