Capitulo 8

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El té matutino entraba por la puerta de mi oficina, de manos de mi asistente.

- Buen día señor. Pensé que quizá le apetecería un té - dijo esbozando una sonrisa coqueta.

- Gracias Ava - dije indiferentemente haciendo a un lado las carpetas con los documentos para recibir la taza de manos de aquella mujer quien rozó mis dedos con los suyos adrede al tiempo que me miraba. -

- Me tomé la libertad de traerle esto - y me extendió una bolsa con lo que parecía un panqué con nuez - el olor era delicioso y pensé que tal vez le gustaría acompañarlo con su té -

- No era necesario Ava. - el panecillo realmente olía bien, ella lo acercó mas  -  Gracias  - 

- A sus órdenes, señor. - ella se posicionó frente a el - En diez minutos tiene reunión con el ministro del interior, y al medio día el secretario de defensa pidió tratar con usted el problema con Rusia. - Mycroft se frotó los párpados con cansancio - El reporte de estado de Baker Street ha permanecido sin novedades - el político hizo nota mental de hacer visita en el departamento de su hermano, pues el "sin novedad" sabia que no acarrearía nada bueno, mucho menos con Sherlock. 

El funcionario de gobierno tenia la tendencia de presentarse a menudo para ver a su hermano menor, quien siempre se había mostrado reacio a las visitas de Mycroft, alegando que solo era para espiarlo y vigilarlo. El doctor John Watson, quien era compañero de apartamento del Holmes junior, siempre creyó en el fondo que era por cuidado y consideración; Mycroft era después de todo el hermano de Sherlock, y Sherlock era un hombre que ciertamente necesitaba ser cuidado, no solo por su propia seguridad, sino por la seguridad de quienes lo rodeaban. El hombre tenia una habilidad exasperante para meterse en problemas.

Ahora sin embargo la relación entre hermanos era distinta, ya que Sherlock ahora aceptaba la presencia de Mycroft en su vida y por ende en la vida de los que lo rodeaban; y el funcionario a su vez proveía de casos interesantes a su hermano a cambio de que el no siguiera con su "consumo moderado".

- Gracias Ava. Puedes retirarte. - dije y le di el primer sorbo, ella asintió y regresó sobre sus pasos hacia la salida. 

La tentación hacia aquel pequeño panecillo, me hacia voltear a verlo, el olor que manaba de aquella bolsa realmente era antojable. Y de pronto una voz en mi cabeza interrumpió.

- ¿Como va la dieta hermano? -
- Cierra la boca - espetó Mycroft. Y tomó aquella bolsa. 

Mycroft poseía una técnica de memoria llamada "Palacio mental" utilizada para mantener un orden de recuerdos y almacenar grandes cantidades de información. Lo curioso era que el subconsciente y sentimientos del político eran representados por su hermano Sherlock, la persona que mas le importaba en este mundo; con quien había llevado hasta hace poco una relación... digamos que poco amistosa. El hombre siempre había llevado a cuestas la responsabilidad de cuidar de su problemático hermano que se metía en cada enredo y dificultad y muchas veces había exasperado al político. 

La relación entre ambos personajes cambió cuando se vieron en la necesidad de enfrentar un problema como lo que eran, hermanos.
La relación de fraternidad que llevaban ahora era "cordial". Sin embargo, Mycroft siempre guardó en su memoria a ese Sherlock que tantas veces lo mortificó, aunque algunos cambios que había en la vida real pasaron también a su palacio mental.

Mas tarde...

El reloj marcaba las 4:35 de la tarde y Mycroft aparecía con paraguas en mano en la entrada de las oficinas de gobierno después de una reunión en las oficinas de MI6. El hombre debía firmar los últimos acuerdos anteriormente revisados en esa reunión. Ya solo debía firmar y preparase para salir con Claire al teatro.

Hasta que te conocí. (Mycroft Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora