Capitulo 31

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- Hola querido - ella le sonrió fríamente mostrando su blanca y perfecta dentadura y le dio una fuerte patada en el costado a la chica a sus pies. Amelia gimió y Mycroft se puso tenso de un segundo a otro, sorprendido por la repentina comprensión apareciendo en sus ojos.

Desde su posición en el suelo, Mía miró a la mujer. Era hermosa; facciones finamente cinceladas, ojos verde jade cristalinos con una brillante caída de cabello rubio pálido. Alta, casi tan alta como Mycroft, con un cuerpo tonificado y atlético. Exudaba privilegio.
Sin embargo, no había calidez en sus ojos y había algo profundamente mal en ella. Sus ojos brillaban extrañamente en su cabeza y Mía pensó que podría tener algún tipo de enfermedad mental. Uno de los hombres cacheó a Mycroft y se colocó a su lado, con el arma lista. El político le dedicó una mirada gélida.
La chica miró a Mycroft y sus ojos confirmaron lo que había supuesto. Hermosa, impredecible, despechada y peligrosa sin empatía alguna.

-¿Sorprendido de verme aquí, querido? - dijo ella caminando - qué idiota has sido. Me arruinaste. Pero todavía tenía suficientes fondos y algunos contactos para llevar a cabo este pequeño drama justo delante de tus arrogantes narices. Lástima que esos idiotas que envié para borrar tu lamentable vida fueran tan ineptos - dijo encogiéndose de hombros - y dispararan a nuestra chiquilla aquí en tu lugar - señaló a la joven en el piso haciendo una mueca de lástima - pero, para ser honesta, esta nueva capa de vulnerabilidad agrega un poco de sabor al juego - se mordió el labio al tiempo que sonreía - ¿no es así? - y dirigiéndose a la joven exclamó - traté de quitarte del medio querida, pero eres necia - se volvió hacia el funcionario - que conste que trate de hacerlo rápidamente para que solo estuviéramos tú y yo, pero quisiste ser el caballero de brillante armadura - dijo elevando el puño en son de burla - y tuviste que asegurarte de que llegara bien al hotel. ¡Por Dios! - elevó los brazos - Mycroft, debiste haberlo sabido mejor. Quemar ese feo hotel de mal gusto, y para la clase trabajadora fue lo más divertido - la mujer continuaba caminando mirando a ambos.

- Las personas que amas tienden a morir, ¿no es así, cariño? ¿Vanessa? ¿Sherlock? - el político exhaló ensanchando sus fosas nasales al tiempo que presionaba su mandíbula - corrígeme si me equivoco, pero - colocó un dedo en su barbilla - ¿qué le pasó a tu querido hermano, loco y drogadicto? No pudiste salvarlo de primera instancia y tampoco podrás salvar este exquisito bocadillo - tiró de la cabeza de Amelia hacia atrás por la trenza que tenía y la abofeteó, lo suficientemente fuerte como para golpear su cabeza contra la pared.

Mycroft hizo una mueca de dolor y la pelinegra volvió a deslizarse hasta el suelo, tratando de parecer lo más pequeña e inofensiva posible. La rubia ojiverde continuó con su monólogo.

- Tu gente está muerta, Mycroft - dijo sacudiéndose las manos - víctimas de un sistema de alarma descuidado, de los recortes presupuestarios y de tu estúpido orgullo. Desde que tuve el conocimiento de este lugar, me encantó. Originalmente tenía otros planes para esa oficina: llena de escenas históricas. Y esta recamara. Eran perfectas para nuestro tipo de perversiones - le guiñó el ojo al hombre - sé perfectamente todos y cada uno de los puntos débiles de esta pequeña fortaleza. El conocimiento es poder - dijo con un brillo perverso en los ojos - Oh - exclamó - y sobre los cuatro dulces y valientes monstruos que reclutaste para protegerte; Están muertos - dijo con una cara inocente - ¿Sabes por qué? - dijo sonriendo siniestramente - ¡Oh! ¿Deberíamos contarle a nuestra pequeñita una corta historia sobre Mycroft y Rebecca? ¿juegos pervertidos en la oscuridad? ¡¿y un final lejos de ser feliz?! ¡¿Es eso lo que imaginas con esta pequeña criatura?! ¡¿Un final feliz?! - gritó la mujer que le sostenía la mirada - déjame escuchar como suena: Mycroft y el gatito - dijo burlonamente - ¿tener algunos cachorros y un hogar en el campo? - el eco de su risa se escuchó en esas cuatro paredes - Oh - junto sus manos - qué pintoresco e imposible - su sonrisa se borró - ¿Qué podría querer ella con un monstruo como tú? - soltó con desprecio.

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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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Hasta que te conocí. (Mycroft Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora