- Hola querido - ella le sonrió fríamente mostrando su blanca y perfecta dentadura y le dio una fuerte patada en el costado a la chica a sus pies. Amelia gimió y Mycroft se puso tenso de un segundo a otro, sorprendido por la repentina comprensión apareciendo en sus ojos.
Desde su posición en el suelo, Mía miró a la mujer. Era hermosa; facciones finamente cinceladas, ojos verde jade cristalinos con una brillante caída de cabello rubio pálido. Alta, casi tan alta como Mycroft, con un cuerpo tonificado y atlético. Exudaba privilegio.
Sin embargo, no había calidez en sus ojos y había algo profundamente mal en ella. Sus ojos brillaban extrañamente en su cabeza y Mía pensó que podría tener algún tipo de enfermedad mental. Uno de los hombres cacheó a Mycroft y se colocó a su lado, con el arma lista. El político le dedicó una mirada gélida.
La chica miró a Mycroft y sus ojos confirmaron lo que había supuesto. Hermosa, impredecible, despechada y peligrosa sin empatía alguna.-¿Sorprendido de verme aquí, querido? - dijo ella caminando - qué idiota has sido. Me arruinaste. Pero todavía tenía suficientes fondos y algunos contactos para llevar a cabo este pequeño drama justo delante de tus arrogantes narices. Lástima que esos idiotas que envié para borrar tu lamentable vida fueran tan ineptos - dijo encogiéndose de hombros - y dispararan a nuestra chiquilla aquí en tu lugar - señaló a la joven en el piso haciendo una mueca de lástima - pero, para ser honesta, esta nueva capa de vulnerabilidad agrega un poco de sabor al juego - se mordió el labio al tiempo que sonreía - ¿no es así? - y dirigiéndose a la joven exclamó - traté de quitarte del medio querida, pero eres necia - se volvió hacia el funcionario - que conste que trate de hacerlo rápidamente para que solo estuviéramos tú y yo, pero quisiste ser el caballero de brillante armadura - dijo elevando el puño en son de burla - y tuviste que asegurarte de que llegara bien al hotel. ¡Por Dios! - elevó los brazos - Mycroft, debiste haberlo sabido mejor. Quemar ese feo hotel de mal gusto, y para la clase trabajadora fue lo más divertido - la mujer continuaba caminando mirando a ambos.
- Las personas que amas tienden a morir, ¿no es así, cariño? ¿Vanessa? ¿Sherlock? - el político exhaló ensanchando sus fosas nasales al tiempo que presionaba su mandíbula - corrígeme si me equivoco, pero - colocó un dedo en su barbilla - ¿qué le pasó a tu querido hermano, loco y drogadicto? No pudiste salvarlo de primera instancia y tampoco podrás salvar este exquisito bocadillo - tiró de la cabeza de Amelia hacia atrás por la trenza que tenía y la abofeteó, lo suficientemente fuerte como para golpear su cabeza contra la pared.
Mycroft hizo una mueca de dolor y la pelinegra volvió a deslizarse hasta el suelo, tratando de parecer lo más pequeña e inofensiva posible. La rubia ojiverde continuó con su monólogo.
- Tu gente está muerta, Mycroft - dijo sacudiéndose las manos - víctimas de un sistema de alarma descuidado, de los recortes presupuestarios y de tu estúpido orgullo. Desde que tuve el conocimiento de este lugar, me encantó. Originalmente tenía otros planes para esa oficina: llena de escenas históricas. Y esta recamara. Eran perfectas para nuestro tipo de perversiones - le guiñó el ojo al hombre - sé perfectamente todos y cada uno de los puntos débiles de esta pequeña fortaleza. El conocimiento es poder - dijo con un brillo perverso en los ojos - Oh - exclamó - y sobre los cuatro dulces y valientes monstruos que reclutaste para protegerte; Están muertos - dijo con una cara inocente - ¿Sabes por qué? - dijo sonriendo siniestramente - ¡Oh! ¿Deberíamos contarle a nuestra pequeñita una corta historia sobre Mycroft y Rebecca? ¿juegos pervertidos en la oscuridad? ¡¿y un final lejos de ser feliz?! ¡¿Es eso lo que imaginas con esta pequeña criatura?! ¡¿Un final feliz?! - gritó la mujer que le sostenía la mirada - déjame escuchar como suena: Mycroft y el gatito - dijo burlonamente - ¿tener algunos cachorros y un hogar en el campo? - el eco de su risa se escuchó en esas cuatro paredes - Oh - junto sus manos - qué pintoresco e imposible - su sonrisa se borró - ¿Qué podría querer ella con un monstruo como tú? - soltó con desprecio.
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Hasta que te conocí. (Mycroft Holmes)
FanfictionMundos total y absolutamente diferentes, edades disparejas, conceptos distintos, pero cuerpos deseosos de mas. Tal vez descubran que hay una forma para mantenerse juntos después de todo. Un viaje deseado por Mía desencadenara una serie de acontecimi...