Capitulo 9

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Después de haber comido, fui a mi despacho a darle las ultimas correcciones a un tratado de armas que debía enviar con el primer ministro para que lo firmase.

No podía sacar de mi cabeza la imagen de esa chica el día de hoy, y tampoco lo que escuché. No quería involucrarme. No debía involucrarme pero, mi mente jugaba en mi contra.

Desplacé esa idea de mi cabeza por completo cuando escuché unos pasos conocidos en el corredor.

- ¡Hermano mío, qué sorpresa! - dije con fingida alegría cuando se aproximaba a la puerta.

- Mycroft no finjas conmigo - Sherlock, se adentró en el estudio de su hermano. El mayor notó que el menor llevaba en la mano una manzana verde a medio comer.

El hermano menor del político, Sherlock; un tipo alto, aunque no mas que Mycroft y contrario a el poseía una melena negra rizada, mejillas afiladas y ojos penetrantes Verdi-azul. Caminaba con elegancia por el gran despacho. Vestía un belstaff negro tejido de lana que ondeaba cada vez este giraba, una bufanda azul y al parecer había visitado ya la cocina.

 Vestía un belstaff negro tejido de lana que ondeaba cada vez este giraba, una bufanda azul y al parecer había visitado ya la cocina

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- Dime hermanito ¿a que debo este allanamiento? Porque de no haber sido así, seguridad me habría notificado de tu llegada.

- Deberías agradecerme - hice una mueca - eso quiere decir que debes despedir a tu escolta. No cumplen con su deber - dijo paseándose por mi librero.

- ¿Qué quieres Sherlock? - dije tomándome el puente de la nariz

- Aburridoooo - rodé los ojos - John confiscó todos mis cigarrillos y se las arregló para que no me vendieran ningún parche de nicotina en un radio de noventa kilómetros - rodeaba mi escritorio - entonces burlar tu seguridad me daba algo que hacer - caminó de mi lado derecho - además, vine a cerciorarme de que seguías con vida - me miraba desde el frente. lo miré confuso, se encogió de hombros - no recibí mi visita semanal - finalizó dejando lo que quedaba de la manzana sobre mi escritorio. Miré el resto de la manzana y luego a mi hermano con reproche.

- He estado bastante ocupado últimamente - recordé a la pelinegra de hoy - había planeado la visita para el día de mañana. Asumo que el inspector Lestrade no te ha dado ningún caso para resolver - apoyé los codos sobre la superficie del escritorio. Sherlock se acomodó en el diván azul y tomó mi libro.

- No sabia que hablabas Afrikaans - me miró frunciendo el ceño. Mi libro que estaba en la mesa junto al diván estaba en ese idioma.

- Realmente no es tan difícil, tiene raíz germánica y de ahí una mezcla entre inglés y portugués. Solo practico -

- La edad te hace lento, hermanito - cerró de golpe el libro - como sea - se levantó - me voy -

- Espera - saque de mi cajón una carpeta y se la entregué - diviértete Sherlock - le sonreí. El dudó, pero la tomó - envíame tus avances - dije cordial, y antes de salir sacó de su abrigo una maltrecha hoja blanca doblada por la mitad y me la entregó.

Hasta que te conocí. (Mycroft Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora